Mira al horizonte desde la frialdad de unos ojos esculpidos en granito blanco. Y a la vez hay brillo en su expresión, firmeza y cierto punto de severidad, o…¿es preocupación?. Es la mirada de la esperanza en el futuro, según su creador. Sus nueve metros de altura me imponen y mucho más su estatura moral…
Martin Luther King ha vuelto para quedarse en Washington DC.  Quizá nunca soñó con estar donde ahora está. En el sancta sanctórum de los Grandes de la política de Estados Unidos. Entre Lincoln y Jefferson.  Es el primer afro-americano y el primer no presidente en ocupar un lugar en el National Mall, auténtico lugar de peregrinación y homenaje para los americanos.

Ha costado casi 30 años de gestiones, 120 millones de dólares y la generosidad de muchos-la mayoría donaciones privadas- para que fuera una realidad. Inspirado en su “I Have a Dream” y muy cerca de donde lo pronunció hace ahora 48 años,  Luther King emerge de la “Piedra de la Esperanza”, dejando atrás ”La montaña de la Desesperación”.


Esa ha sido la idea del escultor, por cierto, un artista chino, Lei Yixin, que llenó su estudio de cientos de imágenes de King para captar su espíritu y su expresión. Y de una cantera china salieron las piedras que hubo que traer en barco hasta aquí.
Y no ha faltado la polémica de quienes denuncian que esas piedras las extrajeron trabajadores chinos, a dos dólares la hora, en unas condiciones contra las que se hubiera rebelado Luther King.

Tampoco faltan quienes ven cierta arrogancia en la escultura y critican algunas de las frases recogidas porque consideran que, al sacarlas de contexto, pierden el significado que King les dio.

En fin…yo sí le encuentro un aire de mausoleo soviético pero también me conmueve y me acerca al gran luchador por los derechos civiles y la igualdad, al Nobel de la Paz, al hombre bueno y comprometido. Y por añadir una ironía, acierta en eso de poner la mirada del futuro de Estados Unidos en manos chinas.
    
P.D.: El monumento iba a ser inaugurado este fin de semana por el  presidente Obama. El acto se ha suspendido por el paso del huracán «Irene».