Es una pena que tenga que existir el Día del Libro (igual que están el de la bicicleta, el aire puro, los abuelos o las enfermedades del riñón, todos ellos, por lo demás, convenientes). Pero como lo que tenemos es lo que hay, pues vamos a aprovecharlo. Mientras, igual a alguien se le ocurre comercializar el lema Un Libro al Día. Y si no, hagamos nuestro el lema de esta foto: «Cuando todo lo demás cae, abrázame». Dejémonos abrazar por los libros, no duele.
Me gustaría recomendar tantos títulos como géneros hay, pero como no tengo espacio ni ustedes se merecen tanta fatiga lectora en lo que a mí respecta, voy a centrarme en uno que me ha dejado sensación de orfandad, lo mejor que le puede pasar a alguien cuando cierra la última página, cierta querencia nostálgica.
Derecho Natural, de Ignacio Martínez de Pisón (Seix Barral). Ya he hablado de este autor alguna vez, por algo le dieron el pasado año el Premio Nacional de Narrativa, que sólo alcanzan los mejores (por La Buena Reputación). Pero su última novela es muchas cosas a la vez: familia, adolescencia, política, desasosiego, cultura, historia… Ángel Ortega, el protagonista, recorre un periodo de la España más reciente, la Transición, a través de un retrato poliforme: sus padres, sus hermanos, su precariedad económica, su amor enfebrecido desde la infancia y su conversión en un adulto con profundas grietas en los cimientos. Pero cabal y conciliador con el papel que le ha tocado jugar en su galimatías personal, que es asímismo, el enredo social que atraviesa nuestro país en ese tiempo tan cercano.
Posee Pisón una narrativa que engancha como una lazada prieta, pero con mansedumbre. Y alumbra personajes que son como nosotros mismos, inseguros, inconstantes, indisciplinados, innmaduros, conformistas, mentirosos, ilusos, pero que viven, pelean e, incluso,y sueñan porque resultan completamente reales en sus contradicciones y en sus verdades.
Como suelo decir en broma, ahora que se llevan las categorías, yo soy pisonista de toda la vida, pero con esta novela, me he hecho casi ultra. Perdón por la metáfora, pero no se me ocurría cómo expresarlo con más vehemencia ni con más rendida admiración. Feliz Día (23 de abril) del Libro, un año más. Déjense abrazar por ellos, son fieles y silenciosos.
Todo lo que dices es muy cierto. Se debería inculcar y promover la lectura todos los días.
Debe ser un hábito y no una imposición; mucho menos una moda. Es muy necesario sobretodo ahora que vivimos en un mundo donde solo las imágenes y los vídeos cortos por redes sociales es lo que se consume como fuente de conocimiento.
Me ha encantado esta crítica y siento no tener la capacidad que quisiera para abrazar un libro cada día aunque es uno de mis propósitos y sé que algún día lo lograré