arenta rajoy

Demasiado olor a podrido en España. Algo va mal, muy mal, cuando en un país con seis millones de parados y con cientos de miles de hogares donde no entra ni un solo euro al mes, la percepción en la calle es que el mayor problema no es el económico. Cuando un país al borde de la quiebra percibe que la crisis institucional es más grave que la pobreza es que el estallido social llama a su puerta.

Y motivos hay.  Bárcenas,  Gürtel, sobresueldos, Amy Martin , caso Campeón, caso Pallerols,  Pokemon ,  fraude de las ITV,  mafia rusa…. El goteo,  a veces chorro,  de casos de corrupción actúa como un martillo pilón golpeando  en el tejido social.  El hartazgo y el desánimo se amontonan con noticias que convierten en legión a los indignados. No extraña,  por tanto, que la corrupción se haya aupado al cuarto lugar entre las preocupaciones de los españoles  antes, incluso,  del estallido del “caso Bárcenas”. 

Especialmente despreciable es saber que los cabecillas de la trama Gürtel han podido acogerse a la amnistía fiscal para limpiar el dinero procedente de sus asaltos y fechorías de guante blanco.

 

abarcenas

 

España se ha convertido en un país donde cada nuevo escándalo  supera al anterior. Un país que pide a gritos reinventarse desde una lamentable clase política empeñada en emprender su particular viaje a ninguna parte. Una huida hacia adelante que inevitablemente terminará  mal gracias a su mediocridad. La corrupción en sí misma es dolorosa pero no tanto como la sensación que tiene la ciudadanía de que sus políticos les toman por tontos. Anda el tal Bárcenas negando la evidencia de que la letra de sus papeles es su letra. Incluso hay quien se atreve a poner en órbita la farisea idea de que alguien ha podido copiar al detalle su caligrafía.  Ellos viven en otro mundo. Un mundo del que no quieren salir.  

 

LA FIESTA DE ANA MATO

 

amato

 

Es evidente que ella no es el único problema. Es probable que no sea el gran problema pero es seguro que es un gran problema.  Alguien que ha sostenido durante años la gran mentira que amenaza con llevarse por delante su carrera política.  Ana Mato ni está divorciada  de Jesús Sepúlveda, imputado en la trama Gürtel, ni ha funcionado fiscalmente como una persona sin relación personal con su expareja.

 

aconfeti mato

 

Ella dice que rompió en 2000 pero los documentos oficiales la delatan. Realizó declaraciones de la renta con su ex hasta  2007. En Estados Unidos o Gran Bretaña Mato sería, a estas alturas, carne del olvido después de ser forzada a dimitir.  Aquí no.  Aquí, el presidente Rajoy prefiere mirar a otro lado y esperar a que la tormenta  escampe.  Otro que no se ha dado cuenta de que esta no es una tormenta cualquiera.  Es un tsunami.