Duele el drama de más de seis millones de españoles. Duele la soledad diaria de quien consume su alma asediado por la indignidad de la falta de trabajo. Duele su miseria. Espejo y retrato de una sociedad devastada y presa de la desesperanza y el pesimismo. España se rompe decían algunos políticos ante el desafío nacionalista. Es mucho peor, señores del PP. España se muere, se ahoga, se marchita . Se pudre ante la incompetencia e insensibilidad de un Gobierno noqueado por su propia incapacidad.
“No me resigno a tener cinco millones de parados” clamaba Rajoy en campaña. No tiene cinco. Tiene seis y lo que venga. Suma y sigue para un ministro de Economía fundido, uno de Hacienda esclavo de su propia chulería, una titular de Trabajo rehén de su miseria intelectual y un presidente del Gobierno viciado por su inacción.
Duele el drama de esas familias que tienen a todos sus miembros en paro. Duele ese 57 por ciento de jóvenes de menos de 25 años que no tiene trabajo y duele la estupidez de esos dirigentes empeñados en tomar por tonta a una sociedad harta de mentiras y embustes. Hay signos de recuperación aseguran. ¿De quién? ¿De los bancos que vuelven a los beneficios? ¿De esos bancos que se pavonean después de ser rescatados por el pueblo ?
EL PUÑETAZO
Nunca me fié de quien rezuma odio en su mirada. Una sensación de rechazo que alimenta, cada vez más a menudo, el circense Xosé Manuel Beiras. Experto demagogo y adalid del “matonismo” político de nuevo cuño. Gran buscador de titulares fáciles y hombre acostumbrado a sobreactuar desde hace años para alimentar su ego. Beiras esté en esa franja de edad en la que ya puede decir lo que piensa sin pensar lo que dice. Su problema, nuestro problema, es que su virulencia verbal se le ha quedado corta. Ya no le valen los insultos. El lamentable y preocupante espectáculo que protagonizó el líder de la Alternativa Galega en el Parlamento elegido por sus paisanos es un ejercicio de patetismo político que llenaría riadas de titulares adornados con el calificativo de fascista si el protagonista hubiera sido cualquier dirigente de la derecha. Esa rabia mal disimulada, ese puñetazo encima del escaño del presidente votado por más de la mitad del pueblo gallego, retrata la pérdida de respeto por las instituciones. Cuando esa pérdida de respeto ,- nada que ver con las respetables diferencias políticas-, se traslada de la calle a los escaños se juega con fuego. Con el fuego que atiza la violencia y el acoso. Con el fuego que cuestiona la convivencia y amenaza el propio sistema democrático.
Beiras se pone, con ese puñetazo, al nivel de quienes asedian el Congreso como “manadas de leones”. “Al asalto” gritan quienes exigen la dimisión del Rey y del Gobierno y la disolución del Parlamento . Acuden al grito de “no nos representan” para acabar con los diputados elegidos en las urnas. ¿A quién representan ellos?. Puede que quienes me gobiernan sean tontos o en el mejor de los casos mediocres. Puede. Pero son mis tontos y mis mediocres. Los quito y los pongo cada cuatro años y sí me representan. Mal, pero me representan. Y los prefiero a esa manada de radicales.
Comparto tus impresiones pero sobre el Gobierno, creo, sinceramente, que hacen lo que pueden o les dejan, tal y como están las cosas. No creo que la oposición lo hiciera mejor. Echo de menos política con mayúsculas. Un pacto de todos por encima de rencillas políticas y de intereses para sacarnos de esta situación. Eso también duele, la verdad, y nos hace perder la fe en el sistema.
Comparto tus impresiones pero sobre el Gobierno, creo, sinceramente, que hacen lo que pueden o les dejan, tal y como están las cosas. No creo que la oposición lo hiciera mejor. Echo de menos política con mayúsculas. Un pacto de todos por encima de rencillas políticas y de intereses para sacarnos de esta situación. Eso también duele, la verdad, y nos hace perder la fe en el sistema.