Vacunación contra la difteria. Nueva York, años 20.

 

Tiene que ser ignorancia. No encuentro otra explicación posible para que unos padres pongan en peligro la vida de sus hijos y de otros niños. Ojalá se salve el crío ingresado en Barcelona, ojalá sus padres no lleven esa terrible carga toda la vida. Al margen de mi opinión sobre los «antivacunas» ahí van algunas cuestiones para reflexionar…

 

Behring

1. Os presento a Emil von Behring

Emil era un médico del siglo XIX harto de ver cómo los niños morían asfixiados con sus gargantas hinchadas hasta que no entraba en su organismo ni una pizca de oxígeno. En aquella época la difteria destrozaba familias. La «plaga» ya aparece en escritos del antiguo Egipto o del griego Hipócrates pero lo peor llegó en el siglo XIX. En 1870 murieron sólo en Prusia cerca de 50,000 personas por difteria; el 98% de ellos eran niños. Behring, ya había logrado éxitos contra el tétanos y se concentró en hacer experimentos en casos con difteria. En 1891, tras un año de ensayos, una niña en Berlín fue la primera tratada con su suero. La pequeña logró recuperarse a los pocos días. Poco después se inició la fabricación del suero antidiftérico y, entre 1892 y 1894, se curó a un total de 20,000 niños.

¡¡¡¡¡Año 1892!!!!!! ¿Alguien me puede explicar qué sentido tiene que un niño enferme de difteria en 2015?

poliomelitis

Vacunación contra la polio

2. Sin vacunas el mundo volvería a sufrir cientos de epidemias.

imagesBasta mirar qué ocurre en los países en los que se vacuna menos. Pero a pesar de los datos objetivos basta asomarse a internet para encontrar decenas de videos falsamente científicos que nos revelan esa supuesta «verdad» que sólo unos pocos conocen y que la mayoría del planeta ignora porque somos imbéciles. Su tesis es que las vacunas son malísimas porque llevan demasiado «veneno» y porque estamos demasiado inmunizados. Algo así como decir que el coche lleva demasiados airbags para que se forren los fabricantes de automóviles. Deben sentir envidia de esos países en los que no hay presupuesto para proteger a los niños y caen como chinches. Lo cierto es que las enfermedades casi han desaparecido en los países industrializados porque se vacuna a los niños. Pero podrían volver si se dejase de vacunar. En los países del Este donde disminuyó la tasa de vacunaciones con la caída del régimen comunista aumentaron los casos. En 1993 hubo en Rusia una epidemia de difteria, con 15.000 enfermos y 470 muertos.

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Primeros envases de la vacuna contra la difteria

3. El «pecado» de que las multinacionales ganen dinero con las vacunas.

No sabía yo que hay que autoinmolarse para que las empresas no tengan beneficios. Si partimos de esa premisa supongo que los antivacunas no tomarán medicación de ningún tipo porque para producir cualquier fármaco hace falta que detrás haya un laboratorio, unos trabajadores, unos directivos y en definitiva una empresa detrás. Tal vez renuncian al Sintrón cuando su corazón peligra, o no toman ibuprofeno que es uno de los principios activos más rentables del mundo… Evidentemente el bueno del doctor Berihng no estaba al servicio de ninguna farmacéutica y sí de la sociedad. La demagogia resulta demasiado cara en este asunto. ¿Qué quieren que las empresas fabriquen vacunas gratis? Supongo que no beberán Coca Cola porque con cada lata la multinacional hace caja y no van al cine para que las productoras no se forren….

Os aconsejo que leáis este documento interesántisimo de UNICEF sobre la inmunización en su versión en español que incluye datos concretos sobre calendarios de vacunaciones y el porcentaje de niños vacunados en los distintos países del mundo. Queda claro que países como Cuba, Corea del Norte o la República Islámica de Irán tienen calendarios muy similares al nuestro y tasas de vacunación altísimas y no parece que estén al  servicio de los laboratorios farmacéuticos. Cuba es además un importante exportador de vacunas, gracias al trabajo científico del Instituto Finlay de La Habana.

4. Por qué los efectos secundarios no son peores que las enfermedades de las que nos protegen las vacunas.

Porque sin vacunas las muertes se contaban por miles y los efectos secundarios, según la Asociación Española de Pediatría, son en la abrumadora mayoría de los casos leves y transitorios y se limitan a dolor pasajero o tumefacción en el lugar de la punción. Su causa puede ser  la propia vacuna, los conservantes que se añaden para mantenerla estable, los antibióticos que se añaden en ocasiones para evitar su contaminación o a otras sustancias presentes en algunas de ellas. En todo caso las consecuencias más graves (reacciones anafilácticas o encefalopatía) son muy poco frecuentes (aproximadamente 1 caso de cada millón de vacunas puestas). Una tasa muchísimo más pequeña que en otros medicamentos que usamos con los niños en cuanto tienen unas décimas de fiebre.

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5. La mayoría de los que enferman están vacunados dicen los antivacunas y se quedan tan tranquilos…

Como explica el Doctor Carlos González. Normalmente no: En los brotes de sarampión que se dieron hace tiempo en Holanda y en Barcelona, casi todos los afectados estaban sin vacunar. Pero en algún caso podría ocurrir que una parte importante, incluso la mayoría de los enfermos en una epidemia, estuvieran vacunados. Es muy fácil esgrimir ese dato como si fuera la «prueba» de que la vacuna es inútil, incluso peligrosa. Pero unos sencillos cálculos demuestran que no es así, ni mucho menos. Supongamos que, en cierto país, el 97% de los niños están vacunados, y supongamos que la cosa está repartida uniformemente. En cualquier pueblo, en cualquier barrio, en cualquier escuela, el 97% de los niños están vacunados.

Supongamos que la vacuna es completamente inútil. Hay una epidemia. Enferman miles de niños. ¿Cuántos de ellos estarán vacunados? ¡Pues el 97%, por supuesto! Por cada 3 enfermos sin vacunar, encontramos 97 enfermos vacunados. Si en vez de un 97% encontramos un 91% de enfermos vacunados, quiere decir que la vacuna ha sido eficaz. Y no hay que pensar que se trata de «una pequeña reducción del 6%», no se calcula así. A los 9 enfermos sin vacunar, manteniendo la proporción 97:3, corresponderían 291 enfermos vacunados. Como en vez de 291 hay sólo 91, se han evitado 200 casos, y la reducción (la eficacia de la vacuna) es de casi el 69%. Una reducción así ya sería suficiente motivo para vacunar a los niños, pero, en realidad, la eficacia de las vacunas es muy superior.

¿Y si en la epidemia el 52% de los enfermos están vacunados? Por 48 casos sin vacunar hubiéramos esperado 1.552 enfermos vacunados; se han evitado 1.500 casos, y la eficacia de la vacuna supera el 96%. Muchísimos, pero todavía habrá quien diga: «La vacuna no hace nada: ¡total, la mayoría de los enfermos estaban vacunados!». La ignorancia es atrevida.



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6. Y van más allá y dicen que producen alergia, autismo o muerte súbita

Me encanta como lo explica el mismo pediatra, «Puede haber, por supuesto, algunos niños alérgicos a vacunas determinadas, lo mismo que hay alérgicos al polen, a las fresas o a la leche. Es cierto que en los últimos años están aumentando las enfermedades alérgicas. Pero la causa no son las vacunas. Se cree que dos de los principales factores que causan el aumento de las alergias son la contaminación atmosférica y el exceso de higiene: privado de microbios contra los que luchar, el sistema inmunitario se pone a luchar contra el polen, el polvo… En numerosos estudios no se ha encontrado relación entre vacunas y alergia, ni para bien ni para mal».

«En el caso de la muerte súbita del lactante se produce, por definición, durante el primer año. La mayoría de los casos ocurren durante los primeros seis meses. Y en ese tiempo, los niños reciben varias vacunas (más o menos una cada ocho semanas). Si una de cada ocho semanas es «la semana después de vacunarse», es lógico que uno de cada ocho casos de muerte súbita se produzca en esa semana, por pura coincidencia. En realidad, detallados estudios científicos indican que la relación es más bien la contraria: la vacunación parece disminuir el riesgo de muerte súbita, no se sabe por qué mecanismo».

CONCLUSIÓN

En fin, poco más puedo añadir. Sólo mi apoyo total a que VACUNAR SEA OBLIGATORIO. Los niños tienen que estar protegidos, todos, los de padres antivacunas y el resto.