Que si, que ya lo sé, que ya no se llama Pasarela Cibeles, que ahora es Fashion Week Madrid, pero yo paso, para mí Cibeles. Pues bueno, que fue el fin de semana pasado (un genio el que se le ha ocurrido ponerla en sábado y domingo, no va ni el Tato). Ya sabéis mi opinión sobre algunos diseñadores españoles que se aprovechan de una plataforma como Cibeles para hacer porquería y llevarse las subvenciones. Sin embargo, en esta edición, en la que hablábamos de la próxima moda para el verano del 2014 me han gustado diez colecciones, algunas bastante comercialess, y sobre todo con sentido.
ROBERTO VERINO: La colección del gallego se basaba en Carmen, según él mismo «una mujer a la que le gusta ser objeto de deseo». Su provocación llena de elegancia se traduce en la pasarela en una mezcla armoniosa de tejidos naturales, como el algodón o la rafia, con materiales más sofisticados, como la seda o el satén. Con guiños hacia su tierra, como los broches con mariscos, los continentes se mezclan en estampados africanos con tropicales. Verino logró que todas las miradas se posaran en su Carmen, en mujeres que derrochan ganas de ser vistas, de noche o de día.
ROBERTO TORRETTA: Aunque no ha sido su mejor colección, Torretta siempre es Torreta. Salidas monocolor –en blanco, turquesa, rosa bebé, champán… y cortes imposibles completaron una propuesta que tenía en la feminidad su razón de ser. La mujer Torretta es y siempre será femenina, elegante y sofisticada. Con cortes estratégicos que revelababan retazos de piel en su justa medida, vestidos de aparente sencillez que escondían costuras en absoluto casuales, y espaldas muy abiertas, el objetivo fue logrado.
ANDRÉS SARDÁ: Hacer baño para pasarela no es fácil y conseguir que un desile de sólo bañadores y biquinis no sea un rollo, parece imposible. La firma creó una atmósfera de género ‘fanta-erótico’ para las modelos que lucían tocados circulares, viseras y coquetas minifaldas transparentes de PVC con relucientes cristales y bajo las que se adivinaban unos diminutos bikinis. melenas peinadas con raya central y cardado retroque recordaban a Barbarella. Flores, cuadros vichy y como no, tejidos metalizados de brillo irisado, fueron los verdaderos protagonistas de la colección
MIGUEL PALACIO: La colección estaba inspirada por la última etapa del Imperio Nipón, en los atuendos de sus soldados y la sencillez a base de líneas rectas, seda china y lazos que recorrían el cuerpo trazando una línea vertical. Las chicas que desfilaban parecía que iban a una fiesta luciendo maxi vestidos de gasa que ondeaban vivamente con cada paso, mini vestidos sencillos pero perfectamente realizados para potenciar la belleza, blusas de gasa y pantalones anchos por debajo de la rodilla. Todo ello adornado con bordados -inspirados en planetas, estrellas y alas-, hilos de seda, cristales y metalizados lúrex.
TERESA HELBIG: Como en un crucero por la costa este americaba, la diseñadora catalanaestructuró sus propuestas inspirándose en los looks más acordes a cada parada de la travesía por mar, todo ello para crear una colección cómoda, casual y que es puro verano. Las suaves temperaturas invitan a lucir bikinis retro, túnicas y caftanes de influencias étnicas sobre la arena y, al atardecer, largos vestidos que ondean al viento y monos que dejan la espalda al aire. Para concluir, unos vestidos blancos que aboguen por la belleza sencilla y romántica.
MAYA HANSEN: Maya se basó en el origen de la tierra y lo describió en sus propuestas con estampados caleidoscópicos de origen vegetal y orgánico sobre bases de raso y algodón elástico, pieles sintéticas metalizadas, superficies texturizadas y resinas. Los colores eran de esencia mineral con una paleta que incluye el turquesa reactive, cobalto, azul esmaltado, girasol en tierra, verde agua, madera dura, naranja, sombras doradas, lava orgánica, y morados fluorescentes. A pesar de la riqueza de texturas y los abalorios de materiales como la resina o el PVC, las siluetas estaban bien definidas gracias al peso propio de los tejidos. Vestidos con peplums imposibles de imaginar, siluetas lápiz, sus emblemáticos corsés… una lección de patronar.
DUYOS: La mejor colección del diseñador, por lo menos desde que yo piso Cibeles. Looks monocolor en verdes jade, azules grisáceos, aguamarinas, turquesas… Repletos de transparencias y con siluetas fluidas que lejos de ser casuales, sí son relajadas, Duyos dio razones para creer que el veraneo no tiene nada que ver con unos shorts raídos y una camiseta.
ANA LOCKING: Siempre me ha gustado Anna Locking, desde que era Loncking Shocking. En sus propuestas las líneas que se cruzaban dando lugar a composiciones abstractas, casi cubistas, triángulos flúor cuya geometría perfecta inequívocamente conduce a la Pirámide de la Providencia y que se plasma sobre sudaderas y minivestidos con vocación de objeto de deseo inmediato y un símbolo, un ONE mayúsculo bordado sobre tweed y algodón, han sido los ejes conductores de una colección que aunque no ha sido la mejor de la historia de la diseñadora
AA AMAYA ARZUAGA: la burgalesa trató de encontrar la fórmula matemática de la femineidad. Las líneas rectas y los ángulos precisos componían piezas geométricas que se superponían para crear vestidos y volúmenes especiales sobre pantalones y faldas. Como si fuesen unas finísimas alas, los fragmentos de crepe de seda y gazar creaban volúmenes laterales que redefinen la silueta.
AILANTO: Amor a primera vista, los collares esmaltados espectaculares, pantalones anchos que parecían querer meterse en una maleta rumbo a la playa, trajes de chaqueta reinventados para sus jóvenes clientas, ejercicios de mix’n’match que combinaban el mismo entramado en diferentes colores y ese aire infantil que, de la mano de los hermanos Muñoz, siempre funciona. Y, una vez más, los estampados –las rayas marineras, las flores japonistas, los motivos botánicos– y ese aire retro –sus siluetas tendían puentes entre los años 40, los 50, los 70– que son la seña de identidad de la firma y con los que Ailanto consiguen, temporada tras temporada, arrancar mis suspiros.
A mi, como a Cóco, también me gusta Torreta.
A mi, como a Cóco, también me gusta Torreta.
Me quedo con Roberto Torretta, los tejidos me parecen de lo mas femenino y elegante y sus estratégicos cortes, de lujo.
Sarda, a mi me ha decepcionado bastante, esta vez, esperaba mas.
Y estoy contigo en seguir llamando a esta «nuestra pasarela» Cibeles, es como se llamara siempre y es su razón de ser.
Gracias por este post tan bonito e ilustrativo. Besos
Me quedo con Roberto Torretta, los tejidos me parecen de lo mas femenino y elegante y sus estratégicos cortes, de lujo.
Sarda, a mi me ha decepcionado bastante, esta vez, esperaba mas.
Y estoy contigo en seguir llamando a esta «nuestra pasarela» Cibeles, es como se llamara siempre y es su razón de ser.
Gracias por este post tan bonito e ilustrativo. Besos