Lo debe dar el día o el tiempo o a veces todo confluye para hacernos sentir especialmente vulnerables. Hoy ha sido un día extraño, agobiante en Washington. Con las temperaturas más altas que se recuerdan en estas fechas desde que se registran  mediciones. Calor de 40 grados y mucha humedad. Ahora cae una tormenta como en las películas: rachas de viento fuerte y amenazante, relámpagos, truenos y lluvia. Este no es el tema aunque acompaña…

Qué recurrente, pensareis. En realidad lo cuento porque es un  auténtico espectáculo de la naturaleza sobre todo en esta ciudad asentada en un verdadero vergel. Pero vamos al grano. Voy a hablar de televisión y de periodistas, de la ficción y de la realidad que tantas veces supera a la ficción.  Voy hablar de un hola y de un adiós. Y de un aplauso.

La última serie de Aaron Sorkin va de eso, de periodistas de televisión. Acaba de estrenarse y empieza con fuerza. Tiene el sello inconfundible del autor de «El Ala Oeste de la Casa Blanca» (The West Wing). Diálogos inteligentes y rápidos, decir mucho sin necesidad de grandes efectos y con contenido. Conversaciones mientras se anda por los pasillos…Historias bien traídas con calado, reflexión y bien mostradas.

Lo mejor de su primer capítulo es el arranque. Engancha. Un periodista/presentador de televisión, -Jeff Daniels-, todo un «anchorman» de éxito,  participa en un programa coloquio con universitarios.  Acomodado en su fama de estrella, asiste distraído e incluso aburrido al debate y a los temas que se plantean. Hasta que de pronto «despierta» ante la pregunta de ¿por qué cree que Estados Unidos es el mejor país del mundo? Su respuesta produce una auténtica conmoción…

El resto del capítulo no pierde interés aunque quizá se vuelve más previsible. Aparece en escena Emily Mortimer que encarna a  la nueva editora del programa de noticias. Es una periodista valiente, coherente, comprometida con la información. Ha tenido una relación más que profesional con nuestro protagonista en un pasado reciente. Se separaron y ahora vuelven a trabajar juntos. Ella viene a ser su «Pepito Grillo», la que le acerca a su verdadero yo y le espabila de su adormecimiento profesional. Todo ocurre en una redacción, -«newsroom»-, con toda la complejidad que dan las relaciones personales y profesionales en medio de la frenética actualidad del día a día. Promete.

 En otra «newsroom», pero esta vez real  como la vida misma, ha habido un momento de película . El  hasta ahora jefe de infomativos de TVE ha recibido el aplauso de sus compañeros. Un sonoro y merecido homenaje a Fran Llorente por ocho años de espléndido trabajo y esfuerzo para que los informativos de la telelvisión pública sean los mejores.

Lamento no haber estado allí para aplaudir también. Lo hago desde aquí  y quiero darle las gracias. Por su fe en que una televisión pública digna es posible, por demostrarlo, por su trabajo, por defender a los compañeros, por creer en nosotros,  por aguantar temporales,  por escuchar, por ser tan generoso, por acordarse de los detalles,  por explicar, por tener abierta la puerta de su despacho, por pedir perdón, por dar oportunidades, por su ilusión, por dar las gracias, por su infatigable energía y profesionalidad, por seguir, por estar ahí…

Ha sido una gran suerte tenerlo de jefe. Audaz, honesto y profesional. Más allá de lo que podamos decir quienes le conocemos, queda su trayectoria y el reconocimiento de los muchos premios que ha recogido estos años.

No sé que nos deparará el futuro. Quiero seguir creyendo en una televisión pública digna, referente para todos y desvinculada de quien gobierna. Por el bien de la profesión y de la sociedad. Por el derecho a la información.

La tormenta ha parado. No se mueve una hoja y ha refrescado algo. Dicen que mañana volveremos a tener un calor sofocante…