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«Le paso con la dottoressa» dijo refiriéndose a mí. Estuve a punto de corregirle pero me callé por no interrumpir, timidez o porque en el fondo me gustó como sonaba que me llamaran así. Luego supe que sí, que en Italia dottore o dottoressa es quien tiene una licenciatura universitaria.  Les va lo del tratamiento y el estatus. Poco después descubrí otra debilidad. La seducción del inglés.

Tengo un vecino que es juez pero aún no sé cómo se llama porque en la escalera siempre es «il signore magistrato».  Otro es el «signore avvocato». También hay un cardenal, algo que es muy frecuente viviendo tan cerca del Vaticano. Tampoco sé su nombre porque siempre que coincidimos, el portero le llama «eminenza» por aquí «monsignore» por allá. Debo reconocer  que se me hace muy muy raro. Sobre todo con este Papa, que huye de tanto formalismo protocolario de otro tiempo y no se cansa de repetir a curas, obispos y cardenales que hay que ser pastor con olor a oveja. Bueno, que me salgo del guión.

Debe darlo vivir tanto de la historia, el arte y la nostalgia de un esplendor que no ha vuelto, pero sí, en Roma queda mucho de esto. De la fascinación y respeto por el tratamiento, los cargos y los rangos.  Si además hay título nobiliario por medio, da otro nivel (títulos que no son oficiales lógicamente). Claro que al título le tiene que acompañar un estatus de los buenos, de los que permiten vivir de las rentas. Como decía mi abuela:»don sin din, campana sin badajo» aunque siempre hay quien prefiere ser  un don o doña a no serlo…

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Otra cosa que les gusta mucho a los italianos en general es salpicar su bellísima lengua con anglicismos. Continuamente. No sólo en el mundo de la moda, que ya se sabe, o en el de la economía…Está por todas partes, en las conversaciones informales y en los discursos de políticos o el lenguaje de los medios de comunicación. Por ejemplo, a la reforma laboral, Renzi la llama «Jobs Act» y se queda tan ancho. La prima de riesgo es «spread». El recorte de gastos, «spending review».  El caos en el aeropuerto de Fiumicino por culpa de un incendio significa que el aeropuerto está en «tilt». El viernes te desean «buono weekend…e» (incapaces de pronunciar una consonante a final de palabra)  y el ratón del ordenador, perdón, computer, se llama «mouse». Y así con un montón de expresiones y palabras inglesas que han incorporado a su lenguaje y lengua sin problema.

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No me puedo imaginar esto en España. La que se montaría si Rajoy habla de «Jobs Act» o «welfare» en lugar de bienestar, o escuchar a una presentadora del telediario decir «Blitz al narcotráfico» en lugar de «golpe al narcotráfico» y tantos otros ejemplos. El canal 24 horas de la televisión pública se llama RaiNews, no RaiNotizie que sería lo suyo. En Italia no solo se dejan conquistar por el inglés, lo integran. Dicen en la Academia de la Crusca (podría ser  la equivalente a la Real Academia de la Lengua) que no temen por el idioma italiano, sino por el cerebro de los italianos, que por pura comodidad o hacerse los modernos, se están olvidando del vocabulario en su propia lengua.

El colmo de los colmos fue la campaña de la Marina militar que para animar a los jóvenes a enrolarse, eligió este lema «Be cool and join the Navy». Con esto,  sí se armó cierto revuelo, pero no retiraron ni el lema ni la campaña. Una publicista milanesa decidió emprender la suya propia para animar a la gente a hablar italiano sin tanto anglicismo. La llamó «dilloinitaliano», recibió el apoyo de 50 mil firmas y la Academia de la lengua le dio la razón. Pero de momento no veo que haya cambiado nada…

Eso sí,  en el fútbol, que aquí es «calcio», el penalti de toda la vida no es penalti, sino «rigore» y en lugar de gol, prefieren «rete» (de red)…Crazy Italy. Bye, perdón ciao!