Siempre están ocupadas, se las quiere y se las odia a partes casi iguales. Han nacido y siguen creciendo en este inmenso país. Tienen dinero, influencia y muchas relaciones. Han inspirado películas y a artistas. La primera no duerme y muchos desearían vivir con ella. La segunda es más cálida. La tercera, intrigante, maneja los hilos del poder…
 
                                                                                                                                      
Además de su nacionalidad, comparten el ranking de ser las ciudades más antipáticas de Estados Unidos. Lo dice la última encuesta de la revista «Travel+Leisure» basándose en la votación de quienes las visitan….y qué casualidad, ahora vivo en una de estas urbes no muy amigables, a juicio de algunos.

 

 
 

Vayamos a la primera. La «top ten» de las antipáticas es la deseada Nueva York. ¿Por qué? porque vive demasiado estresada. La gente está demasiado ocupada, va demasiado deprisa por las calles y sus conductores son demasiado agresivos. Es ruidosa y pocos reparan en los demás. La vida atropella a los neoyorquinos que apenas sonríen ni saludan, son distantes y van a la suya. El trabajo les atosiga. Aunque, se matiza, cuando se les pregunta algo, responden con amabilidad.

 

                                                                           
No voy tanto como quisiera pero me entusiasma el ritmo y la vida que tiene, el ambiente, sus edificios, restaurantes, museos, su paisaje de urbe. Digamos que mi fascinación por Nueva York no es muy original. A la mayoría le gusta y vuelve. ¿Es un poco vieja y sucia, no? dijo una de mis sobrinas la primera vez que puso un pie allí. Puede ser, pero no le quita, en mi opinión, ni un ápice de su atractivo. Sea antipática o no, gracias o a pesar de sus ocho millones de habitantes, Nueva York envejece y rejuvenece a la vez.         

No puedo decir lo mismo de la siguiente en la lista: Miami. No la conozco, no he paseado por sus calles ni hablado con su gente. Pero así, de entrada, me llama poco, aunque creo que el clima y sus playas podrían hacerme cambiar de idea. Dice esta encuesta que se ha ganado el segundo puesto por lo ruidosa, ser un poco «salvaje» y por sus conductores.

                                                                         
Y la tercera en antipatías…ta chán tacháaaannn: WASHINGON DC. No es una capital grande al uso, ni siquiera ruidosa, super habitada, ni sucia, ni abigarrada, nada de eso. Tira más bien a tamaño de ciudad provinciana -algo más de medio millón de habitantes-, sus edificios no pueden superar la altura del Capitolio por ley -«porque nada está por encima de la libertad»-, disfruta de un diseño limpio, ordenado y lo mejor: cantidad de zonas verdes, por no hablar del bosque que la atraviesa y de su río Potomac.

                                                                               
Pero…»nobody is perfect». Ocurre, según este estudio, que los washingtonianos o los que viven en la ciudad, no son lo más atento ni agradable del mundo a ojos del turista. ¿Razones? Por lo visto, vivir en la capital política- federal  les da una pátina de importancia. Se crecen, vamos. Y una vez más, el poder, el estrés de sus importantes trabajos, sus importantes decisiones y relaciones y su importante vida intensa en general. Les pasa como en Nueva York pero por diferentes motivos.

«Are you talking to me???» Parece que en Washington, la gente también tiene prisa y poco tiempo para mirar a los demás. Como dice Han, un amigo belga,»estamos todos pendientes de los Iphones, las blackberries, los mensajes y las llamadas. Vamos al metro o en el autobús o a un restaurante y miramos nuestras pantallitas sin ver quién está a nuestro lado». Me temo que este «mal» no es sólo de aquí.

Sobre-vivir en esta ciudad puedo opinar. Merece una visita de varios días. Es agradable, tranquila y cosmopolita. Invita a pasear, a andar en bici, a disfrutar de la vida al aire libre. Sus museos son gratis, sus monumentos impresionantes, su sentido histórico y simbólico, solemne. Su recuerdo a los padres de la patria y su continuo homenaje a los que han caído en sus guerras conmueven…Merece la pena. Tiene además una buena oferta de restaurantes y hasta vida «nocturna» aunque ni sombra de Nueva York.

                                                                                                                                            

Yo la encuentro acogedora y amable. La gente está acostumbrada a recibir y a despedir a gente que va y viene: diplomáticos, periodistas, funcionarios de organismos internacionales, espías…Nunca sabes con quién te estás cruzando realmente en un semáforo.
    Marilyn en Connecticut Avenue, Washington DC.

Pocos te enseñarán, sin embargo, su otra cara, la de la pobreza y la delincuencia, en el sureste, a pocos kilómetros de la Casa Blanca.

En fin, ciudad de poder, historia, diversa y con contrastes. Interesante para vivir y conocer…¿quién se anima? o ¿prefiriríais Nueva York? …¿ es más amable la gente de las cuidades pequeñas y tranquilas o dónde vive uno no marca tanto?

color: #cc0000Fotos por Ana Enrich :)

 

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