Pasa tan rápido… Parece que fue ayer, cuando salías de la clínica con ese pequeño milagro en brazos… Estaba para comérselo… y de repente, un buen día, te arrepientes de no habértelo comido… Porque ese pequeño milagro se ha convertido en un quebradero de cabeza, en un ser extraño con el que resulta difícil razonar, entre otras cosas porque nadie domina el lenguaje de los pavos… ¿Qué ha pasado? Pues que ha crecido, así de simple. El problema es que no nos hemos dado cuenta. Lo que vais a ver es el trabajo de un padre empeñado en no perderse ni un detalle de la transformación de su bebé en una adolescente: la grabó semanalmente durante 14 años, y este es el resultado. Técnicamente no es muy brillante, pero resulta curioso:
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