“Esa es mi gente” proclama el político que ampara la ilegalidad. El líder de Izquierda Unida tira de manual populista y de demagogia para defender a los trasnochados compañeros andaluces que se sitúan por encima de la Ley al realojar a los “okupas” desalojados de la corrala “La utopía”. Alega Cayo Lara que IU Andalucía apuesta por el realojo frente a quienes prefieren que 20 familias duerman debajo de un puente y se olvida de los miles de ciudadanos andaluces “ninguneados” por los modos de esta izquierda bolivariana en versión sevillana. La izquierda que defiende la igualdad de oportunidades en nombre del comunismo es la misma que entiende que hay ciudadanos de primera y de segunda. Sale a cuenta ocupar la propiedad privada, gritar hasta saciarse y reventar manifestaciones porque es la vía directa para saltarse a los pacientes ciudadanos que respetan las normas y la convivencia.
El salto al vacío de la izquierda de Lara y Valderas abre un nuevo escenario político en Andalucía después del estratégico puñetazo en la mesa de la presidenta de la Junta. Susana Díaz amagó con dejar sin competencias a su consejera de vivienda de IU para iniciar el camino de la ruptura con sus socios de Gobierno.
El PSOE andaluz, pese a su posterior marcha atrás, comienza el alejamiento paulatino de Izquierda Unida con la mirada puesta en unas elecciones anticipadas que sirvan para respaldar y dar mayor legitimidad a una gobernante no avalada, de momento, por las urnas. Susana Díaz se la juega a pocas semanas de unos comicios europeos que pueden suponer el final del bipartidismo español. Una excelente noticia si no fuera porque algunos de los grandes beneficiados de la eventual debacle popular y socialista están con pie y medio fuera del sistema.
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