Hoy os voy a hablar de esponjas. No suena muy apasionante pero os aseguro que lo es. El vídeo de Emilio, el barrendero metido a Bob Esponja, es sólo una excusa (me encantan las personas optimistas) para hablaros de otro Emilio que también adora a los más pequeños. Es neuropediatra y confirma que, como dicen nuestras madres, sus neuronas son «esponjas» que absorben todo, para bien y para mal.
Esta semana hemos leído en la prensa las conclusiones del neuropediatra Emilio Rodríguez Ferrón, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Perpetuo Socorro de Alicante. Para entender el funcionamiento del cerebro hay que saber que el ser humano nace con más de cien mil millones de neuronas que van «muriendo» a lo largo de nuestras vidas.
Atentos, porque según este especialista, el desarrollo cerebral de la infancia se divide en dos etapas. Desde el nacimiento hasta los tres años la «maquinaría» va a toda velocidad. Hay que aprovechar ese período para estimular la mente.
La segunda etapa iría hasta los seis años cuando «el cerebro sigue adquiriendo habilidades pero sobre una estructura anatómica ya definida». A esa edad se puede dar por concluido el proceso de desarrollo cerebral.
En las últimas décadas hay una mujer que se ha convertido en «exploradora» de la mente de los niños.
Elizabeth Spelke es psicóloga, trabaja en la Universidad de Harvard (EEUU), y lleva treinta años haciendo experimentos para demostrar que nacemos con unos conocimientos que luego nos permiten desarrollar nuestras habilidades. Spelke ha demostrado que, entre esas capacidades que el cerebro infantil trae de «fábrica» hay una capacidad numérica que permité a bebés de sólo un mes distinguir un grupo de cuatro sonidos de otro de 12. No os perdáis la entrevista que le hizo el New York Times el mes pasado. Por cierto os dejo el enlace una página muy interesante con pruebas para activar nuestras mentes y las de nuestros hijos, si hacéis click en traducir la tenéis en español.
Y cuidado con el «cerebro-esponja», que luego hay niños que reaccionan como estos pequeñajos japoneses…
Sin comentarios