No me pondría, ni por asomo, en el pellejo de Rubalcaba.Tampoco en el de Rajoy. Ambos sabían que la batalla real no era una campaña más propia de un patio de colegioque de un país al borde del abismo. Eran conscientes de que la pelea, la deverdad, empieza hoy. El recreo se acaba este 21-N para desesperación delderrotado y desasosiego de un ganador bendecido por los..

..186 diputados que le otorgan una mayoría absolutanunca vista entre los conservadores. Rajoy despierta hoy con la resaca de unadulce victoria que apenas podrá saborear. Tiene regusto amargo porque ni en supeor pesadilla esperaba tener que ponerse al timón de un barco completamente ala deriva y al borde del naufragio. Otea de reojo a los mercados y a nuestraprima de riesgo y piensa «la que se me viene encima». Sabe que notendrá los 100 días de gracia del que han disfrutado hasta la fecha todos losgobernantes. Es más, sabe que no tendrá ni un día de respiro. Ya tarda enavanzar una medidas tan impopulares como necesarias. Imagino su cara compungidaal anunciar solemnemente a los españoles que tiene que meter la tijera.Recortes por doquier para reducir el déficit y frenar la destrucción de empleo.Y no le queda otra. Sabe que si no gobierna, nos gobiernan desde Bruselas yBerlín. Tiene que gestionar un país con el miedo instalado en el subconsciente.Porque hay que tener verdadero pánico a la situación actual para que losdemócratas asumamos con aparente normalidad el auténtico golpe de Estado,- síGOLPE DE ESTADO con mayúsculas-, que han sufrido en Grecia e Italia. Lo vemostan negro que nos parece razonable que dos tecnócratas que ni siquiera se hanpresentado a las elecciones asuman el poder.

A Rajoy le espera un calvario pero, al menos, le quedael consuelo de la victoria. 
Refugio del ganador que para sí quisiera uncandidato socialista hundido por el peor resultado de la historia: 110escaños.  
El otrora poderoso Rubalcabahoy no es nadie. Midió mal al ningunear a Zapatero durante toda la campaña. Nose percató de que la gestión de la debacle no será suya. 


Fue poderoso  mientras fue candidato pero el 21-N elsecretario general del PSOE sigue siendo el presidente del Gobierno enfunciones. Zapatero se tomará cumplida revancha, marcará los tiempos yconvocará un congreso diseñado paraaupar al poder a su niña mimada Carme Chacón. Mujer y catalana. El no va máscomo reto progresista. 


Enfrente, los históricos fiarán  toda su suerte a la candidatura de PatxiLópez aunque el calendario  y losresultados en Euskadi,- tercera fuerza política-, juegan en su contra. 


Chacónno tiene otro objetivo que ponerse al frente del PSOE.  El lehendakari no podrá dedicarse enexclusiva al reto con unas elecciones autonómicas en el horizonte y eso lelastrará porque mantener el poder se antoja una tarea de titanes. 

La travesíadel desierto socialista pinta larga y dura y eso no es bueno para España porquesi el Gobierno de Rajoy falla en la salida de la crisis el «plan B»sería inviable con una oposición reducida a escombros. 
La posibilidad de que enlas filas socialistas irrumpa un «outsider» al estilo del ZP de hace11 años resulta hoy quimérica. El PSOE tiene que compartir espacio sociológicocon una IU resucitada que firma un gran resultado con sus 11 escaños y tambiéncon parte del electorado de UPYD que lleva más aire fresco al Parlamento consus 5 diputados. 

Una de las mejores noticias, sin  duda, de la noche electoral.

 EL VUELCO
La aplastante victoria popular no se entendería sin eltriunfo en el tradicional granero socialista,- Andalucía-, y sin elmoderado  crecimiento en uno de sus»territorios comanche», Catalunya. 
Crecen, se acercan al PSC yconvierten en agridulce el espléndido resultado de CIU. Los de Mas y Duránaumentan en votos y escaños,- logran 16 -, ganan al PSC por primera vez en lahistoria  pero ya no son decisivos enMadrid y eso les agota.
Capítulo aparte merecen los resultados del País Vasco. Los alarmistas estarántentados  de destacar el «imparable»ascenso de los herederos de Batasuna y Bildu: Amaiur. Pensarán que sus 7escaños son un desastre. ¡Qué flaca es la memoria!. Basta ver  los resultados de hace 22 años. En el 89  el PNV obtuvo 5 escaños, HB, 4 y EA 2 :total 11 si no falla la suma. Ahora uno más. ¿De verdad es un drama? Losresultados sólo demostrarían  que lalínea que separa constitucionalistas de nacionalistas es casi la misma. Más quelos resultados de Amaiur, primera fuerza política, llaman la atención losmediocres datos del PSE y del PP vasco.
Con todo, lo mejor de las urnas en el País Vasco es queahora los de las pistolas manejan nuestro lenguaje. Les ganamos la batalla del terror y ahora debemosganarles la batalla de las ideas. 
Por primera vez en más de 30 años nos citamos de igual a igual en las urnas.¿De qué tenemos miedo? ¿De medir nuestras fuerzas? No hay que temer  porque en Democracia les llevamos décadas deventaja….

Esta es la España que nos deja Zapatero y la que tendráque gestionar Mariano Rajoy una vez terminado el recreo. A la espera de susmovimientos «El Intruso» busca refugio en otro sitio. El de mirecreo.