aMonedero-pone-punto-y-final-a-su-adios-en-diferido--Falta-compasion-en-la-politicaNadie cuestiona el indiscutible mérito de Podemos en el despertar de la ciudadanía. El gran logro de la formación de izquierdas ha sido remover la conciencia ciudadana y canalizar el descontento y la indignación de esa parte de la sociedad harta de corruptelas, despotismos y nepotismos. 

Podemos encarnó la rebelión y rentabilizó la protesta callejera del 15-M con un puñado de buenas tertulias, una inteligente y productiva actividad en las redes sociales y un par de básicos y calculados mensajes que calaron rápidamente. Su repetida alusión a la casta, su teoría de las puertas giratorias y sus postulados “bolivarianos” permitieron su entrada en la escena política y su estreno parlamentario en Europa. En tiempo récord rozó la gloria y en tiempo récord parece perderla.
El adiós de Monedero, con sabor a portazo y rabieta de quien no sabe perder, ha retratado a un partido que enfila rápidamente la senda de esos integrantes de casta a los que no hace mucho despreciaba. La marcha del ideólogo refleja las contradicciones internas, retrata el abismo intelectual que le separa de sus compañeros y agranda el personal con Pablo Iglesias. Monedero se va derrotado y con la sensación de convertirse en una de las primeras víctimas de un modelo que echa mano del viejo manual de purgas comunistas. La decisión de Monedero lastra a Podemos por mucho que Iglesias se empeñe en negarlo con unas respuestas pueriles.

 

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“¿Perjudica al proyecto?”, le preguntaban. “No”. “¿Por qué?”, insistía el periodista. “Porque no”. Iglesias sabe perfectamente que el proyecto sale tocado de este lance del mismo modo que lo considera necesario para consolidar su ansiado hiperliderazgo. Podemos comienza a comportarse con los mismos “tics” autoritarios del PSOE de González, el PP de Aznar o la Convergència de Pujol. La diferencia es que esas viejas formaciones ganaron elecciones antes de consolidar el modelo de “amado líder” mientras Iglesias ni ha ganado ni va camino de ello víctima de la irrupción de otra formación política que también aglutina el descontento social con postulados aparentemente más razonables y sensatos.aMonedero-puno-alto-deja-escenario_EDIIMA20150131_0295_22
El giro de Podemos y el abrazo al modelo danés en detrimento de la referencia chavista y bolivariana quizás no sea suficiente para recuperar el impulso perdido en los últimos meses. Monedero se ha ido por cuestiones ideológicas y personales cuando, en realidad, debió marcharse mucho antes por sus problemas con el fisco. El episodio de los 400.000 euros cobrados de Venezuela y erróneamente declarados a la Agencia Tributaria fue el mayúsculo error de un proyecto que no aprobó su primera y verdadera “prueba del algodón”. Miraron a otro lado cuando la fulminante salida de Monedero, además de resulta ejemplar, hubiera evitado el bochorno y habría sacado los colores al resto de formaciones salpicada por casos de corrupción mucho más graves. El verdadero problema de Podemos no ha sido la salida de Monedero. El auténtico problema es cuando se ha producido ese adiós. Entre otras cosas porque cada vez son más quienes piensan ¿De verdad, pueden?