Qué le voy hacer. Ya van dos años que caigo en la trampa del topicazo. Hablar de amor por «Valentine’s Day». No es fácil ignorar el bombardeo de reclamos en supermercados, tiendas y hasta en el cole de los niños. Corazones de chocolate, de cartón, de galleta, en los periódicos, tarjetas a granel… Atrapada estoy y ahora voy de consultorio sentimental «made in USA» … y algo más.
Amores hay tantos como personas, pero a estas alturas de la historia humana, hay fórmulas comunes que ayudan a desenredar los nudos del corazón. Leo estos días artículos (me rodean también) sobre las relaciones de pareja, problemas y consejos. El fin último: que una vez encontrado el amor, dure. Que el tiempo no lo estropee, ni la rutina, ni los hijos, ni los problemas, ni el trabajo, ni terceras personas, ni…
Y me vuelvo a quedar con las conclusiones recogidas en un libro del gerontólogo estadounidense, Karl Pillemer, del que ya hablé, que recoge la experiencia de los que más saben: los mayores. Están llenos de ese elemental sentido común que dan los años vividos. Coinciden en varios consejos para lograr una relación larga, duradera y feliz:
. Elegir bien. No dejarse llevar sólo por la pasión, inercias familiares o sociales y mucho menos por el temor a quedarse solo.
. No creer que cambiarás lo que no te gusta de tu pareja. Error. El otro o la otra son como son y, o se acepta el conjunto, o pensar que el amor les corregirá, es engañarse peligrosamente.
. Comunicación. Imprescindible. Dicen los mayores que las personas silenciosas pueden resultar atractivas y misteriosas al principio. Pero si no se hablan las cosas, los problemas, las preocupaciones y las alegrías, la relación estalla.
. Atención al mal genio y a los enfados. Quienes han vivido mucho coinciden en un consejo a la hora de elegir: hay que fijarse si la otra persona tiende al enfado fácil y frecuente con los demás. Terminará haciéndolo con su pareja y puede ser insoportable.
. Compartir los mismos valores, creencias e incluso aficiones. Divertirse, disfrutar juntos. Comentan que la pareja debe ser «como el amigo de la infancia con el más te gustaba jugar».
. Sentido del compromiso. Trabajar por esa relación.
. Cuidar los detalles. El respeto mutuo. No perder los modales ni la educación con el otro.
. No irse a la cama enfadado y esperar al día siguiente. Es mejor hacer las paces antes o, al menos, tener una frase de cariño tipo «ahora mismo no me gustas mucho, pero todavía te quiero». Algo que distienda el ambiente. El sentido del humor ayuda.
. No llevar la cuenta de los agravios o de las faltas como si se estuviera calificando a la pareja. Días malos, buenos y regulares tenemos todos. Unas veces le toca a una parte y otras veces a a la otra.
Nada que no sepamos, pero de vez en cuando, creo, viene bien recordarlo y más si quienes lo aconsejan sabe muy bien de lo que hablan.
Hay otro tipo de amores aparte de la pareja. A la familia, los amigos, los hijos, los compañeros de clase. Por eso en «Valentine’s Day», los escolares de primaria se intercambian tarjetas con mensajes de aprecio y cariño. También con la profesora/or. Una manera de expresar lo que sienten por los que tienen cerca. Otra forma de ayudar a comunicarse. A compartir.
Y hablando de sentimientos o de maneras de no sentirse solo, aquí me llama mucho la atención el amor que tienen por sus mascotas. En España también lo tenemos, me direis. Sí. Pero realmente en España no conozco a tanta gente con mascota como aquí. Es una costumbre muy extendida. Ayuda también que viven en casas más grandes y casi todas tienen una parte de jardín. Realmente miro alrededor y me cuesta encontrar una familia americana que no tenga un animal o dos o tres viviendo en casa. Los preferidos, los gatos seguidos de los perros. La mayoría tiene dos. O perro y gato. Sé de una familia de cinco que tiene dos perros, una serpiente y tres hámsters. De momento, conviven sin demasiados sobresaltos.
Se trata a las mascotas como miembros de la familia que acompañan a casi cualquier sitio. He visto llevar a los perros en el regazo del conductor y he estado en clases donde el profesor llevaba cada día a su perro también,como si fuera un alumno más.
Echando mano de las estadísticas, en este inmenso país hay casi 80 millones de perros y más de 86 millones de gatos en los hogares. Más del 60 por cierto de los americanos tiene una mascota. Cuidarla les sale entre 700 y mil dólares al año. No está mal. Los últimos datos hablan de que los estadounidenses se gastaron un 5% más que el año anterior en el cuidado de sus animales domésticos. A cambio tienen a alguien que siempre se alegra de verles cuando llegan a casa y nunca les discute nada. Compensa seguro.
eso dice un amigo mio, el único que se alegra cuando regresa de viaje es el perro.
eso dice un amigo mio, el único que se alegra cuando regresa de viaje es el perro.
Qué agradable leerte
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