Su nombre es Sheryl. Sheryl Sandberg. Nada más y nada menos que la directiva de operaciones de Facebook, la mano derecha de Zuckerberg. Una mujer de negocios de mucho y reconocido éxito. Está en las listas de las más influyentes. 43 años, casada y madre de dos hijos. Le ha dado además para escribir un libro que ha levantado su revuelo porque viene a decir que parte de la culpa de que las mujeres no copen los puestos directivos, la tienen…las propias mujeres.
Es un titular quizá demasiado resumido o simple. Hay que leerse su libro o escuchar una de sus charlas. Yo he hecho lo segundo y lo cierto es que no le falta razón por mucho que duela o escueza. Su libro, «Lean in» o algo así como «involúcrate» o «adelante», está basado, en realidad, en una conferencia que pronunció hace dos años en ese foro maravilloso de las ideas que es el TED. Un foro internacional al que acuden expertos en tecnología, entreteniniento y diseño. Se convoca dos veces al año: una en California y la otra en Reino Unido. http://www.ted.com
Pero volvamos a Sheryl. Ella está convencida de que pese a que las mujeres han avanzado hacia esa igualdad de derechos en el mundo laboral, todavía queda trabajo por hacer. Trabajo en las propias mujeres, en su forma de enfocar sus vidas profesionales y hacerlas compatibles con las personales o familiares. Sostiene que la mujer, por lo general, suele no valorarse a sí misma como sí lo hace el hombre. Ellos se sobreestiman y ellas lo contrario y ya sabemos, si no somos capaces de vendernos a nosotras mismas, difícil que los demás lo hagan.
Otro «mal» femenino es que la mujeres, según Sandberg, tienden a abandonar antes incluso de haberse ido. Para explicarse mejor, da tres consejos:
1. Siéntate en la mesa de negociación. No a un lado de la sala o al final. O lo que es lo mismo, pisa con fuerza. Hazte valer entre tus compañeros hombres. No te retraigas. Sheryl cuenta que de los universitarios que acceden a su primer puesto de trabajo, un 57% negocian su salario -son hombres-. En cambio, sólo lo hace un 7% de las mujeres.
O por ejemplo, si a un hombre le dicen que ha hecho un buen trabajo, contesta: «soy genial». Si el halago lo recibe una mujer, su reacción suele ser:»no he sido yo sola, he tenido suerte, ha habido que trabajar mucho..». No me digaís que no os suena familiar esto, ¿eh?
2. Hay que hacer de la pareja un auténtico compañero. Y aquí llega una realidad aplastante: si él y ella trabajan fuera de casa y además tienen hijos, la mujer hace el doble de las tareas domésticas y hasta el triple en el cuidado de los niños que el hombre. Así es muy difícil conciliar vida y profesión. Y no es un reproche a los hombres. Quizá muchas veces sean las propias mujeres quienes propician esta desigualdad por los motivos que cada una tenga.
3. No abandonar antes de irse, antes de tiempo. Sandberg asegura que muchas veces las mujeres no luchan por un ascenso porque en sus cabezas ya están anticipando, por ejemplo, cuándo van a ser madres y cuando lo sean, estar con sus hijos. Se van autofrenando antes siquiera de haberse quedado embarazadas o tener su primer hijo. Parte de este «abandono» se debe a que el trabajo no les llena lo suficiente o no es lo estimulante que debiera y la mujer se va retirando. No le compensa. Sandberg, por el contrario, anima:»no os deis por vencidas», «no abandonéis».
Quienes critican su libro y sus ideas, alegan que es muy fácil hablar así cuando se es una ejecutiva de éxito con mucho dinero y ayuda. Una realidad bien distinta de las mujeres trabajadoras y madres -la mayoría- que necesitan su puesto para llegar a fin de mes y no tienen además quién les ayude en casa. Y tienen razón.
Pero también la tiene Sheryl, creo. Es verdad que muchas veces nos cortamos las alas antes de volar, es verdad que nos subestimamos, que quizá se educa o se ha educado más a los niños que a las niñas para que logren el éxito profesional. A las mujeres les cuesta más sacrificios que a los hombres llegar alto.
Es verdad también que ser madre cambia la perspectiva, el orden de prioridades de la vida y muchas eligen libremente dedicarse a sus hijos en detrimento de su profesión. Es verdad que si eso lo hace un hombre le ponen todo tipo de medallas por ser tan poco frecuente. Si es ella la que se queda en casa, apenas se comenta, es lo normal o incluso el resto de las madres trabajadoras la miran con cierto desdén…Si un hombre se ocupa de sus hijos:»fíjate qué cariñoso, cómo se ocupa». Si lo hace una mujer, es lo que le toca.
Es verdad también que muchas veces las mujeres somos el peor enemigo de nosotras mismas. Si un jefe ejerce de jefe, lo aceptamos. Si una jefa hace lo mismo, es una mandona…o una ambiciosa o trepa, si llega alto.
Es verdad que la igualdad completa no existe. Que tenemos demasiadas inercias sociales y culturales. Aunque también es verdad que vamos avanzando deprisa y lo conseguiremos, porque como dice Sandberg, si hubiera más mujeres en los puestos altos y de responsabilidad, el mundo sería mejor.
PD: Aquí teneis la web de Sandberg por si quereis echar un vistazo. http://leanin.org
Buf! No sé yo…en este artículo hay multitud de aspectos discutibles:Tantos como mujeres en el mundo, cada una con sus circunstancias y realidad.
La sociedad no te pone fácil la maternidad y los hijos llegan cuando nuestras carreras están subiendo. Mi duda es, después de este parón se llega a recuperar el tiempo invertido en ello? Lo que tengo claro es que los hijos deben ser criados por sus padres, padre y madre, y que cuando nuestras profesiones nos requieren dedicación absoluta el pato lo pagan ellos. Y, probablemente, después una sociedad con multitud de carencias. Es una pena verse abocada a elegir entre profesión e hijos. Por experiencia propia.
Buf! No sé yo…en este artículo hay multitud de aspectos discutibles:Tantos como mujeres en el mundo, cada una con sus circunstancias y realidad.
La sociedad no te pone fácil la maternidad y los hijos llegan cuando nuestras carreras están subiendo. Mi duda es, después de este parón se llega a recuperar el tiempo invertido en ello? Lo que tengo claro es que los hijos deben ser criados por sus padres, padre y madre, y que cuando nuestras profesiones nos requieren dedicación absoluta el pato lo pagan ellos. Y, probablemente, después una sociedad con multitud de carencias. Es una pena verse abocada a elegir entre profesión e hijos. Por experiencia propia.
toda la razón …
toda la razón …
Muy buen post, Sagrario. Cuanto más se hable y debata sobre el tema, vamos avanzando a mejor.
Muy buen post, Sagrario. Cuanto más se hable y debata sobre el tema, vamos avanzando a mejor.
Estupendo!
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