Tiene un grave problema el Presidente del Gobierno de España. Casi nadie le cree. Los mercados desconfían, las instituciones europeas y los dirigentes políticos más poderosos del mundo no se fían y los ciudadanos están curados de espanto. Curioso en un político que debería tener la lección sobradamente aprendida.
Mariano Rajoy gestionó la crisis del Prestige y dejó para la historia una de esas frases que marcan la trayectoria profesional del más pintado. “Hilillos de plastilina”, decía para referirse a la mayor catástrofe ecológica de nuestro país. La gestión mediática del hundimiento del petrolero fue patética y falaz.
El Gobierno del PP no era el responsable del hundimiento del barco y, por tanto, hubiera bastado dar la cara y contar la verdad a los ciudadanos en lugar de negar la realidad. Ese clamoroso error estratégico fue el principio del fin para un partido que tardó 8 años en volver a gobernar. Lo razonable era pensar que la experiencia sirviera para evitar nuevos errores. Pero no. Rajoy ha cambiado sus “hilillos de plastilina” por la tozuda negación del rescate. Le faltó decir que la ayuda al sector bancario eran, en realidad, “hilillos de dinerillo”. Negar lo evidente es garantía de desconfianza y faltar a la verdad es un pasaporte para el desprestigio. Por eso no extraña que los mercados mantengan la presión sobre España y que el desencanto cuaje , poco a poco, en la población.
El descrédito de presidente del Gobierno cala como la lluvia fina y empapará cuando la realidad vuelva a abofetear al señor Rajoy. Este fin de semana negaba la subida del IVA que reclama el Fondo Monetario Internacional cuando sabe que esa decisión es más cuestión de semanas que de meses. Puede que su equipo piense que la ciudadanía ya está para pocos sustos pero esos mismos colaboradores tienen la obligación moral de explicar al presidente del Gobierno que el coste de faltar a la verdad es mayor que el de tomar decisiones dolorosas cuando posiblemente son necesarias. Alguien debería recordarle al inquilino de la Moncloa que nada castiga más a un político que el silencio y la mentira.
Los socialistas hicieron mucho daño a este pais, repartieron entre los suyos, hasta vaciar las arcas y luego pidieron prestado para seguir usando el coche oficial y las prebendas.
El pueblo votó a la derecha pensando en un Aznar, que pese a las criticas, tenia de más, lo que a Rajoy le falta.Son las agallas suficiente, para sanear el pais de tanto politico corrupto, de tanta entidad esquilmada, y saneada con dinero publico, de tanto independentista que solo pretende llenar su propio bolsillo, de estas autonomia chuponas que son una lacra insostenible, etc.
Es un hombre honrado, inteligente, pero…. muy «sosito», sin empuje, «blandengue».
Todo lo que expreso es solo mi opinión, para nada es una critica,porque en mi pais Venezuela, estan haciendo lo mismo que los socialistas hicieron aqui, ruina y mas ruina. Ellos se enriquecen mientras el pueblo cada vez pasa mas miserias.
No sé cuando acabara todo esto, pero mientras tanto, se está llevando por delante varias generaciones de jovenes.y…. sinceramente ! ES UNA PENA !
No puedo dejar pasar un comentario sobre la fotografía ….¡madre mía! …el documentalista que la escogió tiene muy mala baba ..pero mucha mucha…uffff
Los que tenemos un problema somos los españoles, unos más que otros. Los “hilillos de plastilina” nos hace desconfiar de su capacidad de liderazgo para arreglar este sandios en el que estamos metidos.
Por otro lado, los políticos de todos los partidos están pagando las consecuencias, por sus muchos abusos, de la desafección de los ciudadanos. Veo difícil motivar a la población para remar todos juntos contra el poder económico y financiero. Aun así, pienso que salimos de esta mejor sumando que restando.