La cola de gente esperando daba la vuelta a la calle 33, en pleno centro de Washington. ¿Un estreno? ¿rebajas extraordinarias? ¿una exposición relevante? ¿regalan algo? Frío, frío. Cuando ví de qué se trataba, quise saber más de la historia de dos hermanas…

 …Y de un negocio muy dulce. Los»cupcakes». Una especie de mini magdalenas coronadas por esta especie de crema llamada frosting, con diseño propio e irresistibles, por lo que se ve, para muchos paladares de estas tierras. 

Un negocio con mayúsculas que empezó, como muchos, por una afición compartida y buenas dosis de entusiasmo. 

Sophie y Katherine son dos hermanas de 33 y 31 años. Hace cuatro decidieron cambiar sus vidas. Dejaron sus trabajos, -una en el mundo de las finanzas, la otra en la firma Gucci- y se pusieron manos a la…masa. 

A las dos les gustaba hacer cupcakes. Una pasión que compartían desde niñas cuando su abuela griega les dejaba aprovechar la masa que sobraba de pasteles y bizcochos y ellas improvisaban pequeñas magdalenas.

Así que llevadas por esta pasión, invirtieron sus ahorros en crear su propia pastelería con una sola especialidad. Los cupcakes. Todos del mismo tamaño pero con muchas variaciones y para cualquier ocasión. Cada día de la semana, venden, además de los habituales, una especialidad. Monísimos. Entran por la vista y desde luego por el gusto, aunque algunos son pelín demasiado dulces.


Importa el diseño de la delicatessen y de todo lo que le rodea, la tienda, el escaparate, el logo, las cajas en las que los presentan. Ideal para quedar bien en una cena, por ejemplo.

El éxito de las dos hermanas fue tal que en seguida aparecieron en periódicos, revistas y teles. Ahora tienen su propia serie: «DC cupcakes». Ya han escrito un libro y encima son simpáticas, guapas y trabajadoras. Ejemplo de lo rápido que triunfan algunos en el país de las oportunidades.


 

A las dos tiendas que tienen en Washington, se unirá este invierno una en New York y en primavera, otra en Boston. Y aunque surgieron aquí, llegan ya a todo el país. Hasta eso han sido capaces de hacer. Recibir encargos de otros estados y enviar las cajas de cupcakes a sus destinos como si las hubieran comprado hace dos minutos.



Estas Navidades, han tenido que atender más de veinte mil pedidos por todo Estados Unidos. Y por supuesto, puedes encargarles tus cupcakes para una fiesta, tu boda, o lo que sea…

 

Cada día ofrecen dieciocho tipos de sabores hechos con selectos ingredientes. A 2,75 dólares el cupcake. Puedes tormarlo en su tienda-café y hasta celebrar un cumpleaños como hizo Sasha, la hija pequeña de los Obama.

En fin qué admirable es cómo una, en principio, sencilla idea se convierte en un negocio que se extiende y triunfa. Eso sí, con el incansable trabajo y la energía de sus jóvenes creadoras que sabían lo que hacían.

Un último dato, al día venden unos diez mil cupcakes y  regalan a través de twitter y facebook cien para los primeros clientes que lo pidan. Así que atentos…


Ya sabeis, si venís por Washington DC, visita obligada, «Georgetown cupcake», un reclamo más de la capital de USA sobre todo si os mueve el mundo del capricho dulce.