No hacen falta grandes experimentos para saber que los niños son a las «chuches» lo que los osos a la miel, los perros a los huesos, los ingleses al té, las moscas a la… Bueno, pues eso, que a los pequeñajos les gustan y los mayores deberíamos ser capaces de darles una alternativa: existen.
Enseguida vamos con ellas pero no me resisto a mostraros algunas piezas únicas que ponen los pelos de punta. Qué os parece esta deliciosa golosina que imita esa sustancia que ocupa a veces el interior de nuestros oídos y a la que no me apetece poner nombre…
O estas apetitosas C-C– (rellenad los espacios que tampoco me apetece ponerlas nombre) de chocolate...
Y ya puestos, no me diréis que no es un derroche de imaginación la del depravado que ideó esta apetecible chuchería que rinde homenaje a los antepasados de Mr. Proper, aquellos polvos Ajax que usaban nuestras madres.
Desde luego hay otro tipo de «tentaciones infantiles» más recomendables pero siempre con moderación no como una costumbre diaria. Los caramelos tradicionales, mejor sin azúcar
Según un informe de la revista Consumer muchas «chuches» están elaboradas con -glucosa, dextrosa, jarabe de caramelo, colorantes, acidulantes potenciadores del sabor y gelificantes, aceites y ceras- y la conclusión de los expertos es que carecen de interés nutricional o lo que es lo mismo que si no las comen… mejor que mejor. Sobre todo porque engordan una barbaridad: aportan de 320 a 360 calorías cada cien gramos. Un ejemplo una generosa bolsa de chucherías, de esas que se reparten en las fiestas, aporta a los niños la mitad del azúcar que necesitan para todo el día.
Los fabricantes de golosinas no están obligados a indicar en la etiqueta el total de azúcares de su producto, por lo que en muchos casos esta información no está al alcance del consumidor. Y no hay que olvidarse de que el azúcar es imprescindible para el funcionamiento de nuestro organismo pero que un exceso puede favorecer los catarros y la caries. Es evidente que las golosinas pegajosas quedan adheridas a los dientes y las bacterias de la boca transforman sus azúcares en ácidos que deterioran el esmalte dental; así que hay que cepillarse los dientes después de comer chucherías.

Me parto con el water menuda imaginacion
Gracias a todas por vuestras opiniones. La verdad es que son una tentación y eso también está muy estudiado: la forma, el color, el sabor… pero mejor no abusar. Un beso.
A nosotras nos vuelven locas las chuches!!! y nos encantan comerlas cuando tomamos una copita!
bss
http://historiasdemarte.blogspot.com
Uff yo como chuches de higos a brevas, me gustan pero me empalagan mucho, mi madre siempre nos daba de pequeños para merender un pure de frutas y estaba riquisimo, tenemos que aprender a alimentar a nuestros niños, besos!
http://eluniversodenaishi.blogspot.com/
Cuánto tenemos que aprender de cosas que a primera vista nos parecen tan inofensivas…
Un beso
Lola
Soñando entre Nubes
pues me encantan las chuches!
besitos
Las chuches son un vicio para niños y no tan niños… sin ir mas lejos mi novio y yo no podemos pasarpor una tiendade golisinas sin parara omprar algo!!! Pero totalmente de acuerdo que hay q dejarles claro a lps crios que son para ocasiones especiales!! La solucion, hacer de la fruta algo divertido y qué mejor que dejarles marranear en la cocina cn los mayores!!!