¿Alguiencree de verdad que la reforma laboral recién parida servirá para crear empleo? Mejor dicho, ¿alguien piensa que la nueva leylograráreducir las listas delparo? El «decretazo» no es más que un traje a medida de losempresarios que aprovecharán el resquicio másflagrante de la norma para limpiar sus plantillas aplicando el despidomás barato que se recuerda.


Bajarde 45 a 33 días la indemnización por el despido improcedente parece razonableen tiempos de crisis. Dar carta blanca a las empresas que sufran 3 trimestresde caída de beneficios para aplicar eldespido procedente supone universalizar el abaratamiento del despido. 20 días poraño en casi todos los casos porque serán muy pocas las empresas españolas queno sufran merma de sus ingresos durante una recesión que se presume larga. Enningún caso menor a los 9 meses establecidos por la Ley. El empresariodespedirá con 20 días para volver a contratar mano de obra «de rebajas».Mano de obra a mitad de precio que podrá despedir no cuando la empresa entre en pérdidas sino cuando tenga, otravez, menos beneficios durante tres trimestres. El gato está encerrado.
Biensabía Rajoy que con esta reforma se arriesgaba a una huelga general. Lo que nosospechaba, para su desgracia, es que ese paro puede ser todo un éxito. Balónde oxígeno para unos sindicatos trasnochados y de rebote visión paradisiacapara un PSOE que afronta la campaña electoral andaluza con munición suficiente pararemontar las encuestas.
Rajoy-otra vez para su desgracia-, va de récord en récord. Tardó menos de dossemanas en incumplir una de sus grandes promesas electorales -«no habrásubida de impuestos», llegó a decir- y puede convertirse en el presidente al que le han convocado lahuelga general más prematura de la Democracia. Y si no, al tiempo.
ELFIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS

Nirespeta, ni acata. Curiosa la concepción democrática del diputado de IzquierdaUnida que parece más cómodo en los estados bananeros donde la separación depodereses una quimera. Curiosa eirresponsable la reacción de Gaspar Llamazares a una sentencia impecable desdeel punto de vista jurídico. Los siete jueces del Supremo -incluidoslos progresistas y algún viejo amigo de Garzón-,se han limitado a aplicar la Ley para defender el Estado de Derecho. Sorprendela actitud irresponsable del parlamentario de IU mucho más que la de quienes -seguramente de buena fe-, valoran y critican la sentencia con escasosargumentostécnicos. “Ni respeta, niacata”. ¿Qué quiere decir el diputado Llamazares? ¿Va a acampar ante elSupremo? ¿Va a iniciar una huelga de hambre? ¿Va a increpar a los sietemagistrados?¿O acaso va a encabezaruna protesta más violenta?
Conla Ley en la mano la condena a Garzón es irreprochable. Otra cosa bien distintasería cuestionar si esta es la mejor Ley para investigar delitos de corrupción.Garzón sabía -al menos debería saber-, que el derecho de defensa esinviolable y que el respeto a las conversaciones entre abogados y defendidos es sagrado excepto en casos deterrorismo. Camps, Costa, «El Bigotes» y compañía pueden ser unoschorizos de medio pelo -en el caso de los dos primeros un jurado ha dicho queno-, pero en ningún caso tienen pintade pistoleros al servicio de una banda de asesinos. Lo más grave del caso no es la condena a Baltasar Garzón. Lorealmente grave es que su actitud -en consonancia con el perfil de juezestrella que se ha labrado desde hace décadas-, puede poner en peligro toda lainvestigación de la trama Gürtel. Hace años unas grabaciones no autorizadasenterraron la investigación del “caso Naseiro” sobre la supuesta financiaciónirregular del PP. La historia -por obra y poca gracia de Baltasar Garzón-,podría repetirse con un nuevo episodiode corrupción a gran escala si los tribunales anulan las pruebas de la Gürtelvinculadas a las grabaciones realizadas en prisión. Que nadie se engañe sobrela situación del exjuez. Está fuera de la carrera judicial por decisión decompañeros de profesión y por méritos propios.Durante años se movió al filo del abismo y al final ha terminado porcruzar la línea roja que separa lo legal de lo ilegal. Nadie está por encima dela Ley y el fin no justifica los medios.


AGarzón le quedan otras dos causas pendientes que darán mucho que hablar. La delfranquismo provocará una nueva oleada solidaria -posiblemente cargada derazón-, que precederá a una más que posible absolución. Lo dramático para él vendrá después. Llegaráen el juicio por los cursos en Estados Unidos donde -supuestamente-, hallegado a cobrar más de un millón de euros a imputados o testigos en suspropios sumarios. El caso de los patrocinios sería, de confirmarse, unflagrante episodio de corrupción al más puro estilo de los “chorizos” másrelevantes.
Apartadode la carrera judicial su futuro podría pasar por el retorno a la política.Bien en Izquierda Unida, bien en un partido de nueva creación. Y en eseúltimo caso me asalta una duda. ¿PSOE eIU seguirían riéndole las gracias?
ENTIENDOA LOS FRANCESES


Entiendoa los franceses. Los entiendo de verdad. Debe resultar muy duro ver cómo elvecino antaño pobre y desarrapado se lleva la gloria en deportes yacontecimientos emblemáticos para la sociedad gala. Entiendo que se pongan delos nervios. Entiendo su reacción tras la condena a Alberto Contador yjustifico los guiñoles que ironizan sobre las claves del éxito español.
Mepongo en su pellejo y comprendo lo que hacen. Basta echar un vistazo alpalmarés de las dos joyas de la República francesa para percatarse del dolor.De su dolor. No ganan el Tour de Francia desde 1985. No vencen en “RolandGarros” desde 1983. Hace 27 años que un ciclista galo no se enfunda el maillotamarillo en los Campos Elíseos. En ese tiempo España ha ganado en 11 ocasiones.5 de las 6 últimas ediciones del Tour han tenido color español.


Nolevantan la copa de los mosqueteros enla cuna del tenis de tierra batida desde hace 29 años. Los tenistas españoleslo han hecho en 8 de las últimas 10 ediciones. ¿Cómo no los voy aentender? Organizan su fiesta todos losaños y la chica más guapa se la lleva otro. ¡Y encima, casi siempre el mismo!
Entiendoque hayan aprovechado el positivo de Contador para ironizar sobre el origen denuestros éxitos pero puestos a hacerlo esperaba algo más de quienes inventaronla “nouvelle cuisine” y la «nouvelle vague». Esperaba algo mástalentoso y menos burdo y zafio. Algocon más gusto pero se ve que no dan para mucho más. Ahora comienzo entender susfracasos en Roland Garros y en el Tourde Francia. Su flagrante ausencia en la élite de la Champions. Su escasapresencia entre los mejores del motor, su falta de competitividad cuando semiden a la NBA, su desmoronamiento en la selección de fútbol. Sólo el rugby yel balonmano -cuando no se miden a España-, les sirve de consuelo.
Ellosdicen que lo único que no está dopado en España es la Economía. “El Intruso”añade que lo único que no parece estar dopado en determinados sectoresfranceses -quede claro que no todos-, es la estupidez. Bien harían -paraacabar con su erial deportivo-, entomar nota de la reflexión de Pau Gasol: “los españoles no ganamos por casualidad. Ganamos por nuestro talento, esfuerzo, perseverancia y humildad” .


Bienharían en tomárselo con calma y disfrutar -desde el sofá-, de los éxitosajenos. Sólo en 2012 podrán ver a un equipo español levantando la Champions, auna selección aspirando a ganar la Eurocopa, a unos chicos del baloncestopeleando el oro olímpico con Estados Unidos. A un Fernando Alonso aspirando a su tercera corona y no precisamente conun coche francés. A Rafa Nadal -otra vez-, levantando el Roland Garros. A nuestros pilotos demotos coronándose campeones del mundo. Y a las chicas de natación sincronizaday los chicos de hockey y a las mujeres del baloncesto, y a los chavales delfútbol sala y etc, etc….
Ylo que es peor, cuando Albero Contador vuelva podrán ver como gana, otra vez,el Tour. Y lo hará limpio. Sin trampa, ni cartón.
Mi recomendación musical de la semana.


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