El baile ha comenzado. Unos y otros toman posiciones ante la fiesta electoral que se avecina en los próximos meses. Habrá pelea y el combate por el poder dejará sonado a más de uno. La lucha entre clanes de la misma familia se presume encarnizada en el PSOE, virulenta en el PP y muy tensa en CIU. Los socialistas andan buscando su sitio enredados entre un pasado que se resiste a morir y un futuro que no termina de alumbrar. La indefinición del incombustible Rubalcaba y su negativa a convocar de forma inminente las primarias dejan entrever que el veterano político no tira la toalla. Mantendrá la incógnita hasta el final y tanteará el agua de la piscina antes de decidir si el paso que da lo hace hacia adelante o hacia atrás. Quien no tiene duda es su archienemiga personal y política Carme Chacón. Haya o no agua se tirará a la piscina. De ahí su empeño en acumular apoyos a costa de esforzados viajes exprés de ida y vuelta desde Miami. La exministra de Defensa sabe que el apoyo de Madrid, el respaldo de su federación catalana y el dejar hacer de los andaluces de Susana Díaz serían suficientes para convertirse en la nueva musa o lideresa del socialismo español. Es firme candidata en una pelea que se decidirá, otra vez, por un puñado de votos si enfrente está la vía vasca. Patxi López y Eduardo Madina serán más que dignos rivales en una pugna que paradójicamente la puede inclinar el propio Rubalcaba si es que las escasas federaciones que todavía controla le hacen caso a la hora de apoyar a uno u otro candidato.
Batalla encarnizada en el PSOE y virulenta en el PP donde los herederos del “aznarismo” toman posiciones a marchas forzadas. La campaña de desgaste al presidente sigue sin prisa y sin pausa. Actúan los afines a José María Aznar como martillos pilones de la política. Ora desgastan con el caso Bárcenas, después con la política antiterrorista y al final rematan con una bajada de impuestos de incuestionables beneficios electorales. El madrileño González no es más que la punta de lanza de un “aguirrismo” que no renuncia a imponer su criterio en un partido cada vez más desgatado por problemas internos y acosos exteriores. Salvo sorpresa mayúscula, Rajoy será el candidato de un equipo lastrado por la imagen de Cospedal, cada vez más desgastada, y expuesto a los vaivenes que deparen los coletazos del caso Bárcenas. Será el extesorero del PP con su silencio en un caso o su desparpajo y verborrea en otro quien determine el tempo en la calle Génova.
No andan mejor las cosas en el seno del nacionalismo catalán. El tiempo corre contra un Artur Mas atrapado por la consulta independentista. A medida que se acercan las elecciones crece el nerviosismo y aumentan los temores de que un batacazo electoral deje sin nómina a miles de cargos públicos de CIU conscientes de que el giro liderado por el “president” y aplaudido por los Pujol, Homs y compañía no es más que el suicidio colectivo de una formación política que se desangra a beneficio de los verdaderos independentistas de Esquerra. El problema para Mas no será la cada vez más próxima ruptura con sus históricos socios de Unió. El verdadero drama llegará cuando cargos medios y algunos dirigentes de Convergéncia empiecen a soltar lastre y a tratarle como un apestado de la política catalana. Claro que a Mas siempre le quedará llamar a la puerta de Esquerra. Dicen que Francesc Homs dijo ante un grupo de empresarios que sabe que está gestionando un fracaso. El número dos del proceso independentista ya lo sabe. Ya sólo falta el “one”. Algo es algo.
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