¿Por qué está tan seguro el Gobierno de que España no va a caer? pregunta el periodista. «¿Usted me ve seguro? Está bien que me vea seguro», replica el ministro metido a portavoz en un tono que destila cierta chulería y que adopta sólo para esquivar la risa floja. No. El Gobierno no está seguro de que España pueda evitar la intervención. Todo lo contrario. Sabe que no hay nada en su mano que pueda evitarla. Le tiemblan las piernas y agoniza en la angustia de una situación que nunca controló. Cuando Rajoy, Sáenz de Santamaría, Montoro o De Guindos, dicen aquello de que la solución está en el euro y en Europa están sacando, en realidad , la bandera blanca.
Señal de rendición ante una situación que amenaza con devolver a España a la racanería y pobreza de los años 60 ó 70. No es broma. El rescate o la intervención supondrá subida de impuestos, masivo despido de funcionarios, recorte salvaje de las pensiones y de las prestaciones sociales, bajada de sueldos, pérdida de poder adquisitivo, etc, etc.
Lo fácil es pensar, como ha hecho el Gobierno, que son otros los que tienen que echar el resto para evitar la quiebra de nuestro país. Algo que pondría contra las cuerdas al euro y a toda la Unión Europea. Quién sabe. Quizás la oligarquía financiera lo lleva buscando desde hace años.
Pero no. No podemos rendirnos. Es verdad que España está abocada al irremediable rescate. Pero no al de los mercados o las instituciones mundiales. Necesita nuestro rescate. No es la hora de pesimistas y pusilánimes. Es hora de la sociedad civil. La de Kennedy no es sólo una frase hecha. «No preguntes qué puede hacer tu país por ti. Pregunta qué puedes hacer tú por tu país». Nos ha tocado. Llegó nuestro momento. Olvidemos a nuestros mediocres políticos. Olvidemos a los irresponsables del pasado y a los incompetentes del presente. Olvidemos a los radicales y a los demagogos cuya máxima aportación es la critica al sistema con recetas ambiguas e ilusorias. Olvidemos el pesimismo y pongámonos a trabajar. Cada uno a lo suyo. Cada uno con su nivel de responsabilidad. Tan importante es el trabajo de un cirujano como el de un camarero. El de un emprendedor como el de un pequeño agricultor. El de un deportista como el de un profesor. Cada uno a su nivel. Su esfuerzo es necesario para no volver a la miseria y , sobre todo, para dar una oportunidad a las próximas generaciones. Seguro que merece la pena. Arreglemos esto y después sigamos discutiendo de cacerías reales, de silbidos al himno, de nacionalismos, de modelos de gestión y de ideologías. Arrimemos el hombro y después hablamos. Hace unos días una persona a la que admiro profundamente me decía: lo mejor de la crisis es que se va a llevar por delante a los mediocres. «El Intruso» apostilla: » ojalá la crisis también se lleve por delante a los hijos de puta». ¡Bendito país!
Los comentarios de D´Política son tan coherentes y atinados que se perdona la falta de «h» , «y» o lo que sea.
Los políticos yerran continuamente pero todavía no los quiero herrar como a los caballos ….solo es fue un error…..
Este es el mensaje que debería grabarse la gente en la cabeza! 2012 es y va a ser en lo que queda, un año importante por eso, porque por fin hay muchos colectivos, gente muy diferente que tiene en común esta visión: arregla tu pequeña parcela, y juntos arreglaremos el mundo, o al menos algo cambiará.
Los integrantes de este blog formais parte también de los medios de comunicación, y tenéis en vuestra mano una herramienta muy importante para transmitir este sentimiento.
Pero sobre todo me quedo con la última frase. Ole ese castellano de Valladolid!!
Como declaración de intenciones está bien, pero hierra en el tiro. La sociedad civil, contrapeso necesario para que los poderes públicos no persigan su interés particular en vez del general, está dando un ejemplo de sensatez, cordura y tibieza. No defendemos con firmeza nuestros intereses algo que si hacen los gobernantes, los parlamentarios y los jueces.
No podemos seguir trabajando de sol a sol pagando impuestos para rescatar entidades nacionalizadas debido a las malas prácticas de directivos poco profesionales, de prácticas corruptas y con unos sueldos astronómicos.
O se restaura la credibilidad y solvencia de las instituciones o no hay nada que hacer. La credibilidad de la clase política no se conseguirá mientras no exijamos un barrido general y renovación de la cantera.
La sociedad civil no puede aceptar el supuesto pacto de silencio, entre las partes interesadas, en el tema de la exigencia de responsabilidades, la clase política tiene mucho que perder y poco que ganar, la sociedad civil al revés.
Los políticos con el desparpajo que les adorna dicen que no se puede decir que hay crisis institucional porque perjudica la imagen de España. Lo que la perjudicó es su actuación anterior y también la presente.
Que se regeneren las instituciones exigiendo responsabilidades civiles, penales y ejemplaridad a quienes han contribuido a su degeneración. Luego si, luego pídanos que vayamos todos a una al paso de aibó, aibó, aibó … juntos a trabajar, ¡¡¡¡¡¡¡antes no!!!!!!!!.