Llevaba toda la temporada con él en la cabeza. Lo veía, una y otra vez, en el escaparate, esperándome. A un lado, el diablo: “son monísimos, con unos botines de tacón y una blazer negra, es un acierto seguro”; y en el otro, un angelito: “¿49 euros por un pantalón de chándal? piensa en la guardería de tu peque, en la compra, en el gas… además, luego eso no te atreves a ponértelo”. Y pasaba de largo. Pero el sábado pasado entré en Hakei y ahí estaban, a un tercio del precio y claro, mandé al angelito a… bueno ya sabéis.


Y es que por si no os habéis enterado ahora el chándal mola. Ya está, lo he dicho. Y quién me diga que soy una hortera es que no sabe nada de tendencias, de las que yo lo sé todo. Es la perfección del estado, el llamado «sport chic», es decir, ir en chándal cómoda 100% pero elegante. ¡Os juro que no me he fumado nada!



El mundo de la moda ya sabéis que está loco. Hace dos días el chándal era sinónimo de Isabel Pantoja y Belén Esteban, de un público muy alejado de la pasarela. Siempre me ha horrorizado la gente que los domingos lucía el chándal del Real Madrid para ir a por el periódico. Pero eso es historia. El chándal ha pasado a ser objeto de deseo, y me encanta la idea.


 



Lo primero que tenéis que hacer es quitaros la imagen de Isabel Pantoja con chándal y tacones. No es eso, tranquilidad. Se trata de una combinación divertida, es simplemente, dignificar el chándal. Ahora viene la gran duda: ¿cómo combino mis jogger pants? (ya sabéis que en moda si a una prenda la llamas en inglés mola más). Así que busco entre las famosas y he encontrado tres a copiar. Puedo ponérmelos como Gwyneth Paltrow, con botines negros, una camisa de cuadros y una blazer high school.



Otra opción es la de Katie Holmes, con una chaqueta desestructurada, aunque el color de los jogger pants no me va.



Pero una vez más, me quedó con el «made in Spain» y es el «look» de Eugenia Silva, con el que me quedo. Botas mosqueteras y chaqueta larga de punto.
Mañana me los pongo ¿o no?, veremos si me atrevo.