Imaginemos que cambiaran los papeles y los «Reyes Magos» pudieran escribir a los niños. Querida Teresita: sabemos que te hace mucha ilusión esa extraña muñeca a la que llamas Monster High pero ni con nuestra magia hay manera de encontrar una de ellas. ¿Qué te parece si la cambiamos por un precioso cuento de hadas? Teresita diría que no y los «Reyes» buscarían en otra tienda, y en otra tienda y en otra… porque cuando a los niños se les mete algo en la «carta» no hay manera de sacarlo.

Y este año hay pocas niñas que no hayan pedido alguna de estas muñecas inspiradas en unas novelas que cuentan las aventuras de las hijas de los monstruos clásicos. 

Si creen que exageramos prueben, prueben y luego nos lo cuentan. O si no pregunten a los guardias de seguridad de algunos comercios que han visto llegar a las manos a más de uno. Hacer cola durante horas saca de quicio a cualquiera pero no parece aconsejable «dejarse la vida» o pagar en la reventa 100 euros por una muñeca que vale 20. El problema es que están agotadas en fábrica y, aunque pueden acceder al stock en otros países, sólo llegan 1000 al día a España. Los «Reyes» también están teniendo problemas para encontrar  el restaurante «Crustáceo Crujiente» de Bob Esponja o el   «Mack Mega Camión de Aventuras» de Cars. La clave es saber  elegir los juguetes

Las asociaciones de consumidores temen que la crisis deje los juguetes más seguros en las estanterías y lleve a las casas otros baratos pero también más peligrosos.



Los grandes beneficiados son los bazares chinos. Las autoridades de ese país se esfuerzan por demostrar que sus controles de calidad han mejorado para igualarse a los europeos y a los estadounidenses. Sin embargo el último informe de Greenpeace demuestra que el 30% de los productos «made in China» para niños pueden resultar peligrosos para su salud.

Sin embargo la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes ha realizado un estudio que parece detectar nuevas conductas en los compradores de juguetes. Asegura que la   compra se medita más que en años anteriores. Se tienen en cuenta la edad del niño, aspectos educativos, la marca y la licencia. Ojalá sea verdad. Y si vuestros hijos aún no han escrito la carta, manos a la obra.