Prefiero que me griten «chochoooooooo» desde un andamio a que un hombre me llame «nena». Y lo digo porque si tenía pocas ganas de leer «50 sombras de Grey» ahora que sé que el protagonista habla así a su amante PASO todavía más. El otro día alguien decía que si Grey no tuviera jet privado y estuviera en el paro sería pura y simplemente un maltratador.
«Chupa duro, nena» dice el individuo en algún fragmento que he pillado por internet. Lo siento pero tengo poco tiempo y hay novela erótica realmente alucinante. Si ya habéis consumido la trilogía y os ha gustado estupendo, pero os doy otras ideas…
Dice Vargas Llosa que no ha leído «50 sombras de Grey» y -desde la humildad de un premio Nobel- añade «espero que sea divertido». El autor adora el erotismo y lo demuestra por ejemplo en «Elogio de la Madrastra». Esta sí es una novela llena de sexo, inocencia y perversidad:
«Tenía la semana distribuida en órganos y miembros: lunes, manos, martes, pies, miércoles, orejas, jueves, nariz, viernes, cabellos, sábado, ojos y domingo, piel».
Vargas Llosa admira a Pierre Klossowski, creador de uno de los personajes más calientes de la literatura universal, «Roberte, esta noche», una mujer que acuerda con su anciano marido una excitante «ley de la hospitalidad» que la lleva a regalar su cuerpo a cualquier huésped que duerme en su casa. Pero Vargas Llosa admira también a Georges Bataille…
Para algunos una obra maestra de la literatura erótica. Y me río de Grey de su Anastasia JA JA JA… Son una parodia ante la joven Simone que transgrede en todos sus actos cualquier norma de comportamiento sexual admitido, moral y conscientemente, es la encarnación, por una parte, del Deseo inconsciente y, por otra, del Pecado, de lo Prohibido y por ende del Placer. Y si no os parece suficiente «pasearos» por el «Trópico de Cáncer» de Henry Miller:
“Quiero ser capaz de entregarme a una mujer, dice de improviso. Pero para eso tiene que ser mejor que yo; tiene que tener inteligencia, y no solo un coño. Tiene que hacerme creer que la necesito, que no puedo vivir sin ella».
O entregaros al «Amante lesbiano» de José Luis Sampedro.
“Llévame como un perrito, como un collar. Ella siempre ha deseado un amante lesbiano, adorante, sumiso y activo, con Mario lo ha conseguido».
Poneos como motos pero -por favor- con un buen «libro» en las manos.
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