Creo que no hay mucho que decir después de ver la alegría de Nadia ajena al enemigo que lleva dentro. Nada que decir si habéis escuchado y visto la valentía de sus padres. El bebé venía con un pan envenenado debajo del brazo. Pero esa condena a muerte no les paralizó y han conseguido mucho más de lo que la ciencia esperaba. El dinero no da la felicidad pero la facilita y en su caso es imprescindible para que la niña siga viva. Desde «El Universo de Martina» os pedimos ayuda para Nadia. Y si queréis más detalles os recomiendo leer a Pedro Simón en EL MUNDO. Sus artículos siempre me conmueven pero éste último, al que ha llamado  «Mi bella princesa»  , es un S.O.S. ; un puñetazo a nuestras conciencias.