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Se llaman máquinas de vending porque venden de todo… Y cuando digo «todo» es «TODO». ¿Queréis comprobarlo? Pues seguid leyendo… Aquí va una selección de algunas de las máquinas expendedoras más raras del mundo.

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Original, práctica y respetuosa con el medio ambiente: la Bikedispenser expende… ¡bicicletas! Basta con introducir unas monedas, facilitar algunos datos personales (la máquina es ecológica pero no tonta) y dispondremos de un vehículo para desplazarnos por la ciudad, con el compromiso de devolverlo en un punto específico a la hora estipulada. La idea es -cómo no- holandesa. 

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¿Será por huevos? Que no falten: Estas máquinas que ya pueden verse en Japón y en California, dispensan huevos ¿recién puestos? Los propios granjeros locales se encargan de que siempre haya stock disponible.

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Para los píos o los desesperados en busca de un milagro… Esta máquina expende velas para ofrecer a los santos. Curiosamente, es de «fabricación» española: básicamente, es una máquina de refrescos en la que las latas han sido sustituidas por cirios. Para que luego digan que nos falta ingenio.


Esta otra suministra pizzas. No tendría nada de particular si no fuera porque las elabora en el momento y a la vista del comprador. La máquina incorpora una pantalla de 37 pulgadas en la que se puede optar por ver la elaboración de la pizza -realmente impresionante- o un video musical. En 2 o 3 minutos, la máquina “expulsa” la pizza con una bolsita de orégano. No le falta ni un detalle.

 

 

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¡El gaaancho…! Es una de mis escenas favoritas en la película de Toy Story: la famosa maquinita en la que un grupo de peluches esperan a ser rescatados por el «gaaancho». En la versión japonesa, los peluches son unas espectaculares langostas vivas. Por un euro -al cambio- tenemos una fantástica cena de lujo.

 

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El origen de esta otra máquina es un poco trágico, pero muy curioso: Durante el último terremoto ocurrido en Japón, quienes recurrieron a las máquinas expendedoras en busca de alimentos, se encontraron con que éstas no funcionaban por falta de electricidad. Problema resuelto: le han puesto una manivela con la que recargar la energía de forma manual. 70 vueltas de manivela dan para extraer 6 o 7 artículos. No está mal, si tienes el brazo de Rafa Nadal:

 

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Hace las delicias de los adictos al azúcar y es literal porque la 24-Hour Sprinkles expende ¡pasteles! Apetitosos cupcakes elaborados en el día y servidos en asépticas cajas de cartón. De momento, la máquina solo se puede encontrar en Los Ángeles.

Y una de las más originales y divertidas aunque lamentablemente, no se ha comercializado. Forma parte de la campaña diseñada por una agencia de publicidad (Clemenger BBDO) para una marca de galletas. La máquina en cuestión reparte las galletitas, pero solo a quien responde a los desafíos que plantea la propia máquina. Retos como pulsar 100 veces un botón, saltar «a la pata coja» o marcarse un baile. Algo parecido al juego de las prendas, convenientemente grabado por una cámara oculta.

 

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He dejado para el final mi favorita: para culminar un mal dia en la oficina o zanjar una discusión con «la parienta» nada mejor que liberar la rabia destrozando algo: un buen plato de porcelana china, una figurita, o una copa de cristal. La Máquina para Liberar Rabia no está en el mercado, es una obra de arte de Yarisal y Kublitz, dos especialistas en jugar con el ambiente y romper con todo (¿lo pilláis?)