«Era tan vago, tan vago, que cuando despertó del coma se hizo el dormido cinco minutos más…» Sí, es un chiste (bastante malo, por cierto) pero la verdad es que estamos rodeados de profesionales de la holgazanería, maestros de la vagancia y expertos en la ley del mínimo esfuerzo. A vosotros, que sé que estáis ahí, van dirigidos estos «inventos».
Con este pijama-mopa, tu hijo contribuirá a las tareas del hogar mientras juega. Él podrá gatear a gusto mientras la mopa saca brillo al parqué.
El sujetador de hamburguesas, un ingenioso soporte que te deja las manos libres mientras devoras tu comida favorita.
Las gafas para leer tumbado, te permiten disfrutar de la lectura sin necesidad de dar vueltas o cambiar de posición en la cama. Un juego de espejos refleja las paginas del libro aunque la cabeza se mantenga en posición recta.
Se acabó el desgaste de energía que requiere mover la cucharilla para disolver el azúcar en el café. La taza automática activa un remolino que hará el trabajo por ti.
El gira-helados motorizado es un invento que te ahorra el esfuerzo de girar la lengua para lamer un helado.
Similar al anterior, el tenedor enrosca-spaghetti atrapa la pasta sin necesidad de mover ni un músculo. Eso sí, del trabajo de llevarlo a la boca no nos libra nadie.
No parece muy adecuado mostrar este invento después de los spagettis, pero aquí está: un auténtico recoge-cacas que nos ahorra el trabajo sucio cuando nuestra mascota hace sus necesidades. Puede resultar un poco aparatoso, pero todo sea por la causa.
Y ya para haraganes nivel experto, estos ojos falsos: Unas pegatinas que harán creer a todos que estás despierto y atento mientras disfrutas de una merecidísima siesta.
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