En este 1 de enero es más necesario quenunca poner al mal tiempo buena cara. Arrancar el año con una sonrisa siempretrae más a cuenta que hacerlo amargados por la que se avecina. Este es el añodel más. Más paro, más recortes, más sacrificios, más sufrimientos, másesfuerzos. Pero -pese a todo-, Feliz 2012.

Y eso que hay cosas que -con o sin añonuevo- no cambian. Los políticos nos siguen tomando por tontos con unafacilidad que roza la indecencia. 2012 comienza con una subida de impuestosnegada -por activa y por pasiva- por el nuevo presidente del Gobierno desdehace dos años. Es probable que cuando lo hizo por primera vez en 2009 locreyera de verdad. Pero es poco factible que cuando lo repitió en 2010 no supieraque era absolutamente inviable cumplir con los objetivos de déficit sin retocarlos impuestos. Pese a eso lo negó y rizó el rizo durante el discurso deinvestidura, donde no hizo alusión alguna,  apenas diez días antes del hachazofiscal a los españoles. No sé la diferencia entre la mentira o la falta derespeto a la verdad pero no debe haber mucha. No gusta la actitud de quien hacelo que niega -por muy necesario que sea-, en la misma medida en la que atentan contra la inteligencia las críticasdel candidato socialista y aspirante al liderazgo del Partido. 
Cuando Rubalcabaarremete contra Rajoy debería recordar que la subida de impuestos se hace paraevitar la quiebra del Estado labrada a pulso por la inacción de un Gobiernodonde él era vicepresidente.
ANNUS HORRIBILIS

2012 va a ser un año de imborrablerecuerdo -muy a su pesar- para dos personajes públicos muy relevantes. JoséBlanco e Iñaki Urdangarín van a pasar un calvario, un particular vía crucis, enlos próximos meses. El ministro del «conceto» y el que se equivocó deconcepto lo tienen muy difícil porquelas pruebas parecen acumularse en su contra y hay ganas. 


Al primero porque fue una de las caras más desagradables yariscas del  zapaterismo y además porqueni siquiera desde su Partido le van adefender con convicción porque ahora no se lleva arropar a quien estuvo al ladodel ex presidente. 
Y al segundo porque más allá de sus aberrante delitos -si estos se confirman-, los resentidos con laMonarquía le van a utilizar como chivo expiatorio. Urdangarín se va llevar ensu trasero todas las patadas que muchos quisieron dar a la Corona en lasúltimas décadas. Pasaba por aquí y además -al menos eso parece-, lo que hahecho está feo. Pero que muy feo.
Ni siquiera el ejercicio de transparenciade Zarzuela al hacer públicas sus cuentas va a calmar a quienes ya han sacadoel colmillo a pasear. Al Rey le queda el consuelo de sentirse bien parado enla comparación de su Presupuesto con el otras casas reales. Y sobre todo si locomparan con el coste del modelo republicano en los países de nuestro entorno.Sus cuentas y el aplauso más largo con el que le obsequiaron diputados ysenadores en el Congreso es de lo poco a salvar en su annus horribilis.
LA MUJER DEL CÉSAR


Que nadie se engañe. No la critican porser mujer, ni por su falta de experiencia política en el primer nivel de mando.Ni siquiera por su colección de gazapos y frases «gloriosas» encabezadas por su comentada reflexiónsobre peras y manzanas. Sus detractores pasan de todo eso y de mucho más. Loque no soportan es -simple y llanamente-, que esté casada con Aznar. Noaguantan que sea la mujer del ex presidente del Gobierno. No será «El Intruso» quien llene de halagos  ala flamante alcaldesa de Madrid pero al «César lo del César». Provocasonrojo escuchar a algunos de quienes cuestionan la legitimidad democrática delnombramiento olvidándose -por ejemplo- de cómo llegaron a la alcaldía deBarcelona los socialistas Pascual Maragall y Jordi Hereu. El primero ensustitución de Narcís Serra y el segundo en lugar de Joan Clos. Ni uno,ni  otro, encabezaron las listas del PSCpero los movimientos políticos les premiaron de rebote con el bastón de mandoen la ciudad condal. 
¿Alguien levantó la voz entonces ? Un paseo por lashemerotecas no vendría nada mal.
¡ES UN MONTAJE!

Andan algunos periodistas escandalizadospor la amenaza del presidente del Congreso de retirar las acreditaciones  a los fotógrafos tras la publicación delcontenido de un SMS privado de Alfredo Pérez Rubalcaba. No sé si las quejasestán justificadas o faltas de razón pero echo de menos una respuesta profesional similar que cuestione -de una vez por todas-, el uso y abuso del photoshop. 


La pléyade de personajesfalsos -irreales por su falta de parecido con el original-, que aparecen periódicamente en diarios yrevistas atenta contra el gran mandamiento del periodismo. El de contar laverdad. La publicación de imágenes retocadas hasta el extremo distorsionan larealidad tanto como unos datos falsos en una crónica.
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No estoy en contra del photoshop pero sí defiendo un usocontrolado que pase -por ejemplo-, por la obligatoriedad de informar al lectorcuando una imagen esté tratada.

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