Adorables, tiernos, fascinantes, amorosos… Así son nuestros hijos hasta ese fatídico día en el que deciden que donde mejor está nuestro teléfono móvil es en la piscina, la bañera o -¡cielos!- en la taza del water. ¿Hay esperanza? ¿tiene arreglo? La respuesta es: a veces, sí.


Lo primero que hay que hacer es no perder la calma, respirar hondo y actuar con rapidez:

1.  Apagarlo inmediatamente. No por el método habitual (pulsando varios segundos el botón de desconexión), sino retirando lo antes posible la batería. En el caso de los Iphone nos saltaremos este paso.
2.    Eliminar el líquido del exterior del dispositivo con cualquier material absorbente (papel de cocina, paño, etc). Luego abriremos la carcasa para –¡muy cuidadosamente!- eliminar los restos de agua del interior.
3.    Secar el móvil. Para ello, utilizaremos un recipiente hermético en el que colocaremos el teléfono cubierto por un kilo de arroz (crudo, por supuesto). Cerramos bien la tapa y esperamos 48 horas (paciencia) para que el arroz haga su trabajo y absorba la humedad del aparato. (Esto también funcionaría con las bolsitas de sílice que aparecen en algunos aparatos eléctricos, pero es más difícil de encontrar y más caro).
4.    Tratar de arrancarlo. Es el momento de la verdad: transcurridas 48 horas –no menos- hay que limpiar el equipo (el arroz suelta un polvillo muy fino), montar las piezas, y… cruzar los dedos. Si hemos actuado con rapidez, el móvil volverá a la vida… Si no es así, habrá que recurrir al servicio técnico.

Si el móvil se ha mojado con agua de mar o -insisto, ¡cielos!- en el wc, antes del paso 2 habrá que limpiar los restos de sal (o de lo que sea), pasando el equipo muy rápidamente por agua limpia. Lo que no debemos hacer en ningún caso es recurrir a secadores de pelo, microondas y hornos. Tampoco dejar el móvil al sol. Corremos el riesgo de quemar los circuitos y eso ya no tiene arreglo.

Los más previsores pueden adquirir un kit de secado

para dispositivos móviles que comercializa una empresa en Estados Unidos. El Dry All cuesta unos 50 dólares y viene a ser básicamente el método casero, pero en fino. Os dejo el vídeo promocional, para que veáis su funcionamiento. (Ojo, algunas escenas pueden herir sensibilidades)





Una opción más: enfundar el equipo en
bolsas estancas. Son baratas y fáciles de encontrar en Internet. Eso o esperar a que
 Sony Ericsson lance al mercado su Xperia Active, un smartphone a prueba de agua y resistente al polvo.


Su diseño y características lo hacen especialmente atractivo para deportistas. Aunque no es “sumergible”, soporta estar bajo un metro de agua durante media hora y -por supuesto- todo tipo de salpicaduras. Saldrá a la venta en el tercer trimestre del año, aunque se desconoce su precio.