Si hace 3 ó 4 años alguien hubiera augurado seismillones de parados en España le hubieran tachado -en el mejor de los casos- de loco, irresponsable, antipatriota, catastrofista o profeta de la calamidad.Nadie en su sano juicio pensaba que un país que jugaba la «Champions League de laEconomía» -Zapatero dixit-, iba a estar abocado a un papel de comparsa enla segunda división del panorama internacional.
Pero es así. Esta semana el dato de la Encuesta dePoblación  Activa confirmará que Españaha llegado a los 5.400.000 parados y no hay que hacer excesivos números parapensar que la fatídica cifra de los seis millones de desempleados puede caer en2012. No será difícil si nuestro país -como prevé el Fondo MonetarioInternacional-, entra en recesión con un decrecimiento del 1,7 por ciento.
Nadie podrá achacar a Rajoy los 5.400.000 parados de2011 pero bien harían sus asesores en recordarle que las excusas terminan justoel día en que entró en Moncloa. Los hipotéticos seis millones de parados ya serían suyos y no veo mucho músculopolítico en su entorno para evitarlos. 


Con un ministro de Hacienda quecuestiona el cumplimiento  del déficit,uno de Economía que parece ir por libre en sus comentarios y una reformalaboral encallada sólo nos queda la esperanza de la «mujer bombero» en la que se ha convertidoSoraya Sáenz de Santamaría.

Mano derecha del presidente y verdadera apaga fuegosen la andadura de un Gobierno que titubea hipotecado por las eleccionesandaluzas.
«HABÍA UNA VEZ, UN CIRCO»

No sé a que espera la clase periodística para hacer unmonumento al PSOE. Un chollo de Partido para dar titulares  y llenar tertulias de radio y de barra debar castizo. Nadie puede negar a la familia o familias socialistas la capacidadde dar espectáculo mediático y casi circense. Los cuchilleros de Albacete sefrotarían las manos si el duelo no fuera sólo metafórico. Vuelan dagas y puñalesen los prolegómenos de un Congreso del que debe salir el líder y supuestoaspirante a Moncloa. La batalla promete a la vista del parte de guerra de los»congresillos». «Hemos ganado en Euskadi», proclaman los»rubalcabistas». «Arrasamos en Catalunya y ganamos enMadrid», replican los chaconistas. «Castilla y León está conAlfredo», dicen unos. «Hemos dado la campanada en Valencia»,presumen otros.


Los hombres y mujeres de Rubalcaba y Chacón hacennúmeros y se ven, en ambos casos, ganadores del cónclave. Dan por hecho elapoyo de los delegados a quienes consideran fieles pero harían bien en nofiarse. Y si tienen alguna duda que pregunten a José Bono.
El mercadeo de apoyos recuerda a los bastidores de laelección de la sede de los Juegos Olímpicos donde cada candidatura cree tenercontrolados los respaldos seguros. Lo malo es que casi ninguno acierta porqueabundan los «chaqueteros» de última hora. Aquí le pueden preguntar aGallardón.
El resultado se presume tan ajustado como relevante parael futuro de España. Quienes decidan con su voto deben saber que una cosa esapoyar a alguien para mantener cómodamente el poder local y provincial y otramuy distinta respaldar a quien crean que, de verdad, tienen más posibilidadesde disputarle al PP la presidencia del Gobierno. En sus manos está.
DE ORO Y BRILLANTES


Es un grandísimo entrenador. Algunos dicen que el mejordel mundo. Ha ganado un montón de Ligas y la Champions con dos equipossimplemente apañados. «The special one» le bautizaron en Inglaterra. Exige el máximo a susjugadores, embauca a la parte más ruidosa de su afición y es el parapetoimprescindible de un presidente que ve en José Mourinho el bálsamo para todossus problemas. «Mientras se metan con él a mi no me tocan», pensaráDon Florentino. Y tiene razón. Si «Mou» aguanta, «Flo»también. No resulta muy difícil imaginar la reacción del fallecido SantiagoBernabéu si hubiera visto el pisotón de Pepe a Messi. 


Fue Don Santiago quienacuñó una frase que ahora desprecia su heredero tardío en el trono del Bernabéu.»La camiseta del Real Madrid se podrá manchar de sudor, de barro y hastade sangre pero nunca se manchará de vergüenza».


La frase a Florentino nile suena. Prefiere el sonrojo de las explicaciones de su futbolista y la huidahacia adelante de su técnico acusando a Busquets.
Y es que como generador de polémicas y titulares deprensa «Mou» no tiene rival. Por eso sorprende que los medioscatalanes no reconozcan su contribución a la venta de periódicos y al aumentodel «share» de los programas deportivos. Y todavía  sorprende más que el Barça no se haya planteado concederle la insignia de oro y brillantes del Club. Al fin y alcabo, nunca fue tan fácil ganar en el Benabéu.
Ahí va mi recomendación musical de la semana


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