Yo sí. Lo recomiendo. Es un plan estupendo para el verano, la primavera o incluso el otoño. Si te gusta la aventura y hasta cierta-he dicho cierta- improvisación, tienes que poner un RV en algún momento de tu vida. Permite disfrutar de sitios únicos y desde luego es una auténtica experiencia americana. Primero aclaremos: ¿qué es un RV? sus siglas responden a «recreational vehicle», o lo que llamaríamos en España, una autocaravana o «motorhome». Vamos, ir con la casa a cuestas.
Una mini vivienda a la que no le falta detalle. Es como volver a jugar a las casitas. Tengo que confesar que cuando se nos ocurrió esta idea, yo tenía mis reparos. Me agobiaba que fuera demasiado pequeña, que me cansara, que no estuviera cómoda, que no supiéramos manejarnos, que…pero ya lo dijo alguien: más vale arrepentirse de haber hecho algo que de no haberlo intentado. Y allá fuimos. Desde luego, Estados Unidos es un país hecho para lanzarse a la aventura de viajar en RV.
Los hay de varios tamaños y modelos. Nosotros cogimos el que recomendaban para un grupo de cinco personas. Tiene dos camas dobles estupendas y una individual que durante el día se convierte en mesa y asientos para comer o jugar a las cartas. Con lavabo, retrete y ducha, armarios, cocina de propano, microondas, frigorífico y hasta congelador. Genial. Nada más entrar en el RV, ya sentí que me iba a gustar. Si además viajas con niños, disfrutan muchísimo.
Lo mejor de todo es la independencia que da a las vacaciones. Poder elegir dónde duermes o comes o desayunas sin estar pendiente de horarios. Decidir que este sitio me ha gustado y quedarme una noche más sin preguntar si tienen habitaciones libres…Sensación de libertad a la hora de moverte y descubrir sitios. Pero…cuidado. No en todas partes se puede aparcar la autocaravana y pasar el día y la noche. Al menos en Estados Unidos. En este inmenso país esto está muy regulado. Hay que fijarse bien si está o no permitido antes de que te despierten a media noche diciendo que ahí no se puede estar y a moverse a otro sitio.
Afortunadamente no nos pasó. Hemos aparcado y vivido con el RV en sitios alucinantes, rodeados de bosque, enfrente de un lago natural o al lado de un río. En parques nacionales que tan bien saben conservar y cuidar aquí. Que tan bien preparan para acampar sintiéndote que casi estás solo en medio de la naturaleza. Cada autocaravana tiene su espacio, su mesa de picnic, su barbacoa, respetando los espacios, sin tener que escuchar la música del vecino o sus juergas.
Por acampar en estos parques hay que pagar una tarifa por noche. No suele ser mucho. Unos 15 dólares. Lo mejor de todo es que no hay recepción u oficina. Sólo un puesto a la entrada donde te piden cortesmente que deposites el dinero. Se fían. No me imagino esto en España. La verdad. Claro que si no pagas tu parte, el riesgo es que los «rangers» (guardas) te lo pidan al día siguiente y te salga todo más caro que el dinero que has dejado de pagar.
Otra ventaja de la RV es que permite compartir mucho más unas vacaciones, convivir de verdad, sin una tele, sin un ordenador, olvidando casi hasta los móviles. Permite recuperar las tertulias de después de cenar frente al fuego. Permite adaptarse a vivir ahorrando agua porque el depósito se vacía y la luz y la batería se gastan…Es volver durante unos días a un tipo de vida más auténtica y natural. Educativa también.
¿Inconvenientes? Aprender a dosificar los recursos. Estar pendiente de los niveles del agua, de gas. Ser un poco previsora y pensar antes de que sea demasiado tarde dónde se va a pasar la noche. Y si los depósitos están casi vacíos, buscar una estación de servicio o un camping donde llenarlos o vaciarlos en el caso de lo que aquí llaman «black and grey water»(los parques nacionales no suelen tener estos servicios).
Encontramos a una familia muy experta en este tipo de vacaciones y nos aconsejaron que si alguna vez nos pillaba la noche de viaje y sin un sitio donde dormir que lo hicieramos en un aparcamiento de Walmart(un gran superficie comercial). «Están tranquilos y son seguros» afirmaron. Y nos tocó hacerlo una noche. A la mañana siguiente, teníamos un coche de policía delante de nosotros y dos agentes llamando a nuestra puerta. «Nos cae una multa o algo» pensamos. Pero no. Lo único que querían era preguntarnos qué tal era pasar unas vacaciones en una autocaravana. Si se la podíamos enseñar y contarles sus pros y contras. Lo habían hablado alguna vez con sus familias y querían tener información de primera mano. This is America.
Tal y como lo cuentas suena fascinante.
Estoy casi convencida. Qué vacaciones tan fenomenales. Los niños las van a recordar siempre.
Tal y como lo cuentas suena fascinante.
Estoy casi convencida. Qué vacaciones tan fenomenales. Los niños las van a recordar siempre.