Y lo puedo contar. Ha sido la primera y la última vez. No sé si volveré a presenciar ante el Capitolio, la toma de posesión de un presidente de Estados Unidos, pero de Obama ya no. Disfruté de la experiencia. Por nueva, por histórica, por simbólica, por sus protagonistas, por su contenido, música y palabras. Por vivirla con mis amigos americanos. Por todo, menos por una cosa que contaré más adelante.
Lucy me ofreció una entrada y no pude decir que no. «Estaremos de pie» me advirtió. No importa, lo bueno es estar. Así que allí fuimos. A las 7.30 de la mañana cogimos el metro. La ceremonia era 4 horas más tarde. Ya me gustó el ambiente en los vagones y en la estación. Lo animada que iba la gente. Lo organizadísimo y ordenado que estaba todo a pesar de la aglomeración.
«La nuestra es la entrada verde, frontal oeste del Capitolio». Pasamos primero el control de seguridad y a paso de manifestación multitudinaria, llegamos a nuestra zona. Mucha gente ya. Algunos con mantas sobre el césped. Frío de uno o dos grados. Al principio sol, luego nublado y sol. «¿Nos movemos por si encontramos un hueco mejor?» Y nos movimos. Nos fuimos más al centro de la explanada. Debajo de un árbol, hasta que oímos algo que no nos gustó y cambiamos.
Me divirtió escuchar los comentarios de la gente según iban a apareciendo en la pantalla los invitados. «She looks good» decían de Hillary Clinton. Vitoreaban a los presidentes Clinton, por supuesto, y a Carter. Lo contrario despertó Paul Ryan, quien había sido número dos del candidato republicano. Y así hasta que llegaron los Obama. Primero vimos a las niñas y a Michelle. «She looks very pretty,» comentaban de la primera dama. Doy fe, estaba impresionante con el conjunto del diseñador americano Thom Browne. «They are so cute», sobre sus hijas. Hasta que apareció el presidente. Aclamación, aplausos y silencio. Empezó la ceremonia. Bueno, lo del silencio en nuestra zona es un decir…(lo aclaro más tarde).
La ceremonia cumplió con lo previsto, aunque a Obama se le atragantó un poco el «States» de Estados Unidos. Me gustó el» Gloria Gloria Aleluya» del coro, el poema de Richard Blanco, las palabras en español del reverendo, el himno de Beyoncé ( sin aclarar aún si fue playback o no, a mí desde luego, no me lo pareció allí) y el discurso de Obama, aunque me enteré mejor de su contenido después, cuando pude escucharlo sin interferencias y todo seguido.
La salida del recinto también fue ordenada y organizada. Había que volver a coger posiciones para el desfile y se estaban formando largas colas para acceder a las gradas. Pero decidimos mejor pasear y verlo desde casa. El centro de Washington estaba desconocido. Las principales calles y avenidas cortadas al tráfico y la gente andando por ellas, comprando recuerdos del «Inauguration Day», celebrándolo. Había un ambiente festivo general y eso, a pesar del incordio de la seguridad, de los controles, de tantos policías llegados de los 50 estados.
Supongo que fue la policía local la que terminó deteniendo al que fue una auténtica «tortura» para nuestros oídos durante la toma de posesión de Obama. Un activista contra el aborto al que no se le ocurrió mejor idea para protestar, que subirse a un árbol y no parar de gritar antes y durante toda la ceremonia.
Antes de que empezara la toma de posesión, la policía intentó detenerle, pero él subió más, hasta prácticamente la copa del árbol a donde no llegaban las escaleras de los agentes. Y así estuvo vociferando todo el rato. Cinco horas. Sin que se le quebrara la voz ni le faltara la energía y acabando, de paso, con la paciencia del público que le gritaba «shut up» y «go to jail». Terminó detenido cuando bajó de las ramas al acabar todo. Además de una multa por altercado público, un juez le ha prohibido pisar DC. No es la primera vez que la monta. Respeto el derecho de todos a expresarnos, a defender lo que consideramos justo y a denunciar lo que no lo es y más en un asunto tan polémico como el aborto. Pero creo, también, que hay otras formas de hacerlo. En fin.
Lucy se compró un gorro negro con el nombre de Obama. Yo no fui capaz. Todavía no me he «americanizado» tanto. Hablamos del discurso de Obama que le pareció «inspirational». Cuando pude escucharlo bien, concluí que era difícil no estar de acuerdo con lo todo lo que dijo. Fue el discurso de un presidente que se siente mucho más libre que hace cuatro años, porque no repetirá. De un presidente con experiencia que disfrutó mucho su última toma de posesión. Como cuando al abandonar el Capitolio, quiso contemplar una vez más la vista del Mall lleno de gente porque dijo «no volveré a ver esto otra vez».
Un presidente que paseó encantado con su mujer por la Avenida Pennsylvania, que mascó chicle con desenfado -esto me llamó mucho la atención- mientras veía el desfile, que se portó una vez más como un marido enamorado, un padre divertido y muy cómplice.
Y, acabo, os lo prometo. Me gustó Michelle con sus flequillo nuevo y sus trajes. Me gustó el «Inauguration Ball» donde la pareja presidencial dió la impresión de seguir disfrutando mucho de su día completo.
Ella eligió, por segunda vez para esta ocasión, un modelo de Jason Wu. Vestido para una noche, para un baile. Como los otros que lucieron las primeras damas y el suyo de hace cuatro años, este vestido se quedará expuesto para siempre en el museo de Historia Americana en DC. Dicen que los diseñadores estadounidenses están encantados con Michelle porque no hay mejor promoción que ella. Creo que la Casa Blanca tardará tiempo en tener uno inquilinos como la pareja Obama. Ni sacados de una película de Hollywood.
Me gusta la crónica, también el mensaje del que se apostó en el árbol a pesar de que no te dejase oír.
Me gusta la crónica, también el mensaje del que se apostó en el árbol a pesar de que no te dejase oír.
Muy entretenido, felicidades y que suerte poder estar allí
Muy entretenido, felicidades y que suerte poder estar allí
estupendo post, disfruté leyéndolo como si estuviese ahí, me gustó hasta el del árbol.
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