Es parte de la rutina de la Semana de la Moda de Madrid. Es curioso, hay muchos periodistas, blogueros, estilistas… y todos, siempre dicen que cada temporada es peor, más rollo, la ropa más aburrida y la organización más desastrosa.

Vamos por partes, porque en cierto modo, todos tienen razón. El talento a la hora de diseñar ropa en la moda española está de crisis, como la economía. Hay ciertos desfiles en los que tienes la sensación de que han cogido la colección de hace un año y han repetido lo mismo. Torretta, Kina Fernández, Lemoniez, Ailanto… se dejan llevar tanto por la idea de lo comercial, que claro, ahora es lo importante, que sus pases son un verdadero tostón. Pero luego hay excepciones, diseñadores que sin perder su estilo, intentan crear moda para vender y moda para ver. Este es el caso de Miguel Palacio, foto de arriba, que volvió a ser este año, una delicia.

Amaya Arzuaga es otro ejemplo de repetirse uno mismo sin temor, y aunque me gustaba, me gusta y me gustará, llega un momento en que aburre.

Lo que no entiendo de la Pasarela Cibeles es el empeño de cambiarle el nombre. Esta temporada era Mercedes Benz Madrid Fahion Week. El patrocinador, de lo que andamos cortos paga y bautiza la Semana de la Moda, pero ¿no podría ser Mercedes Benz Pasarela Cibeles? es que todos lo llamamos Cibeles, el resto es empeñarse en darle una tontería a la cosa…

En cinco días de desfiles se ven muchas cosas, y son varias las ocasiones en las que te preguntas: ¿este tío porque tiene una plataforma para enseñar sus diseños tan buena y talentos jóvenes se quedan fuera? ese es el caso de Carlos Díez y algún que otro diseñador. Deben vivir de las subvenciones que les dan por ser parte de la Asociación de Creadores de Moda y por desfilar en Ciebeles, pero vender lo que se dice vender, ni idea… ¿Alguien se pondría el diseño que lleva el modelo?

Una de las cosas que más me gusta de las temporadas de verano es el baño. Aquí si que hay talento en el panorama español para dar y tomar. Dolores Cortés (que vistió de peces a nuestras chicas de la sincro en los Juegos Olímpicos de Londres) y Guillermina Baeza, son dos maestras del diseño de baño.

La decepción más decepcionante de este año me la ha dado Juanjo Oliva. El madrileño suele ser de mis favoritos, con trajes de chaqueta espectaculares, vestidos de noche de ensueño… pero esta temporada me ha roto el corazón, todo negro, unos estampados poco elegantes, y poco diseño, poca innovación… nada que me quitará la respiración.

Cibeles, para mi siempre se llamará así, se hace pesada y larga… las picceladas de diseño mueren entre tanta moda comercial, hilos mal cosidos e idas manidas… sin embargo, por mucho que nos quejemos, la temporada que viene estaremos ahí sentaditos, pasando un fin de semana, algunos en la primera fila, y otras, como yo, en la cuarta… y eso sí, quejándonos sin parar, que eso si que es Made in Spain.