El PSOE vuelve a caer en la tentación de filtrear con el suicidio político. Las huestes de Rubalcaba no aprendieron de las traumática experiencias en Galicia , Cataluña, País Vasco y Baleares donde sus conatos de gobierno con socios de todo pelaje acabaron en “gatillazo”. Ahora buscan poder en Navarra con el más difícil todavía. Un verdadero tiro en el pie disparado por los propios socialistas. Desalojar a UPN del Gobierno foral sólo será posible con el apoyo de los filoetarras que presumen de un ideario político cuya máxima y casi única aspiración es anexionar Navarra al País Vasco. La anunciada moción de censura para desalojar a Yolanda Barcina no pasaría de anécdota regional de no ser porque llega en vísperas de una cita electoral que podría suponer la remontada del PSOE frente a un alicaído Partido Popular.
La maniobra de los socialistas navarros puede variar el rumbo del anhelado balón de oxígeno que iba camino de Ferraz y puede acabar en la tristísima calle Génova. El órdago socialista dará alas a Bildu, enterrará las aspiraciones de Rubalcaba, dividirá al Partido, dinamitará el proceso de primarias y beneficiará a un PP que saldrá de la agonía en la que se ha instalado por una sucesión de errores infantiles. No sería bueno para España que las elecciones europeas arrojaran un resultado balsámico para un Gobierno que acuna su soberbia con una comodidad insultante. Los errores de unos y otros abocan a España a una fragmentación política que derivará en una ingobernabilidad manifiesta salvo que los dos grandes partidos sellen una gran coalición. Y eso en un país acostumbrado al cainismo político resulta bastante quimérico. La España que saldrá de las urnas el 25 de mayo se aprestará a vivir un momento único porque será histórico rubricar el final del bipartidismo. La irrupción de UPyD e Izquierda Unida con la fuerza que auguran las encuestas demostrará que son posibles parejas de baile y no precisamente para ir de floreros.
Que la cosa va en serio lo demostrará en las próximas horas la formación de Rosa Díez capaz de llevar al Congreso el plan soberanista catalán para obligar a populares y socialistas a protagonizar un incómodo retrato. PP y PSOE pasarán por el incómodo trance de definirse en público y sin ambigüedades. Las preguntas son muy sencillas: “¿rechazan tajantemente y expresamente el plan soberanista catalán? ¿Utilizará el Gobierno de España todos los instrumentos legales para remediar el abierto incumplimiento de la legalidad vigente ¿“. Veremos si las respuestas son tan sencillas.
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