Si fuéramos chinos no tendríamos ningún problema, porque allí, tener orejas de soplillo es símbolo de buena suerte. En el mundo occidental suele ser motivo de burla. Un 5% de la población las tiene. Ahora hay una buena noticia para ellos.

 

Se ha publicado en todos los periódicos digitales esta semana. La idea de una madre que quería corregir a toda costa las orejas de soplillo de su hija. Optó por el remedio casero de toda la vida: el esparadrapo. El pediatra de la niña le dijo que podía funcionar. Y entonces pensó que quizá se podía hacer mejor.

Con la ayuda de un empresa y de la Universidad de Alicante ha puesto en el mercado OTOSTICK.

 

 

Unas prótesis  de silicona transparentes, practicamente invisibles, que se fijan a la cabeza y a la oreja con una pegatina. Es discreta, no duele y no necesita prescripción médica.

Son para niños a partir de 3 años aunque se están pensando en hacer prótesis para bebés, duran cuatro días puestas y el fabricante asegura que los resultados empiezan a verse a los seis meses.

 

La solución quirúrgica es la OTOPLASIA. Las orejas de soplillo se corrigen, según el doctor Angel Juárez, dando forma a su cartílago y eliminando la piel sobrante.

Requiere únicamente anestesia local y sedación, y  el paciente, tras finalizar la intervención, puede irse a su casa.

 

Los puntos se quitan a los diez días, y durante  quince más, es preciso llevar una cinta de jugar al tenis, o un vendaje, que mantenga las orejas pegadas. La inflamación desaparecerá en unas dos semanas aproximadamente.

Además de las orejas “aladas” se pueden corregir otras malformaciones congénitas como, las «orejas de lobo», «orejas en copa», «microtia» u orejas pequeñas, «macrotía» u orejas grandes y «orejas constrictivas».