Cada vez más padres deciden no vacunar a sus hijos con la excusa de que hacerlo es un derecho y no una obligación. Van más allá y, en algunos casos, argumentan que no quieren «engordar» las cuentas de resultados de las grandes farmacéuticas. Yo no discuto que se «forren», también lo harán con medicamentos contra el cáncer y nadie dejaría de tomarlos para fastidiarlas… Lo importante, en mi opinión, es si las vacunas son útiles, los últimos datos dicen que sí.

En 2010 la Organización Mundial de la Salud dio por prácticamente erradicado el virus del sarampión, en España por ejemplo hubo poco más de un centenar de casos pero doce meses después todo ha cambiado. En nuestro país se han registrado 3000 infecciones y en Europa 30.000 y no es un asunto sin importancia, cada año el sarampión mata a 200.000 niños, la mayoría -claro está- en países pobres.

Es una tragedia que me indigna y por eso aún me siento más impotente cuando oigo hablar de las «fiestas del sarampión». Existen sobre todo en Estados Unidos y el Reino Unido y me parecen peligrosas, frívolas y sobre todo absurdas. Padres que juntan a sus hijos con un niño enfermo para que pasen la enfermedad y se inmunicen… Padres que viven en un mundo desarrollado y «juegan» con las vidas de sus hijos para luchar contra «nosequégranobjetivo». Y se atreven a usar imágenes como ésta…



Lo siento pero creo que su irresponsabilidad debería ser un delito «punible» como lo es llevar al niño sin un dispositivo de seguridad en el coche. Da igual que haya padres capaces de decir que ellos hacen lo que quieren con sus hijos y que «lo de la sillita» es una estupidez porque ellos de pequeños viajaban sin ellas y no pasaba nada.  
Pero lo peor de todo es que los «padres antivacunas» no sólo
ponen en peligro a sus hijos, ponen en riesgo la salud de todos, la salud común. Basta poner en cualquier buscador «Pox Party» o «Measless Party» para descubrir de lo que son capacez. En el siguiente vídeo una investigadora de la Universidad de Arizona denuncia a una página de Facebook en la que los padres se avisaban para el contagio…


La Asociación Española de Pediatría hace varias recomendaciones para frenar el crecimiento, otra vez, de virus como el sarampión. Consideran que lo principal es adelantar a los 12 meses de edad la administración de la «triple vírica» (contra el sarampión, la parotiditis y la rubéola) que actualmente se aplica a los 15 meses en la mayoría de las comunidades autónomas.También recomiendan que la segunda dosis, la de recuerdo, se administre a los 2 años, y no a los cuatro años. La causa es que cuanto mayor es el niño, más baja es la cobertura vacunal, por la “relajación natural de los padres” y el descenso de visitas de los niños a la consulta pediátrica a partir de los 24 meses de edad. Ésta es una de las novedades del calendario de vacunación de 2012. Y ahora, me gustaría saber vuestra opinión.