La primera vez que escuche la palabra «Manolos», refiriéndose a un zapato y no a un hombre llamado también Manuel, era becaria en la revista más vendida de este país de cuyo nombre no quiero acordarme.

Era mi primera vez, sí, porque cuando los descubres, ya ningún zapato vuelve a ser lo mismo. Nunca más volverás a pensar primero en la comodidad y felicidad de tus pies, ahora, aunque duelan, lo único importante es que sean preciosos.





¿Pero quién es este zapatero? Manolo Blahnik es canario, o eso dice, porque no puede tener más pinta de guiri. En sus diseños se mezclan la sensibilidad de sus estudios de literatura, con el diseño y solidez de su carrera de arquitecto. El día que Bianca Jagger, allá por 1977, decidió entrar en un caballo blanco en el mítico Studio 54 de Nueva York, luciendo unos zapatos de su firma, se forjó la leyenda, que llega a tal punto que Madonna ha dicho: «unos Manolos son mejor que el sexo, de hecho, duran más».







Pero fue con «Sexo en Nueva York» cuando los zapatos de este artesano impecablemente detallista, salieron de su pequeña tienda londinense de Chelsea para convertirse en un fenómeno mundial. Carrie Bradshaw, protagonista de la serie, es una adicta al calzado del canario, hasta el punto de que en uno de sus episodios, cuando le atracan en plena Gran Manzana le suplica al caco que le robe todo, menos los zapatos, por supuesto se queda descalza.


Uno de los tesoros de Blahnik que Carrie no logra tener es el modelo Campari.



 Se trata de un clásico, creado por el diseñador en 1994, se las conoce también como Mary Jane… lo que en español se traduciría como “merceditas”. Es un modelo que no se volvió a hacer hasta hace dos temporadas, cuando ya las grabaciones de la serie habían terminado, fue un objeto de deseo para las fashionistas, ahora puedes hacerte con unos por 599 euros.


Uno de mis capítulos favoritos de la tercera temporada de «Sexo en Nueva York» es cuando la columnista acude a Vogue América (templo de las amantes de las tendencias) para hacer una entrevista de trabajo. El redactor jefe de la publicación quiere ligar con ella, y sabe que la mejor manera de conquistar a la periodista es enseñándole el almacén de ropa de la revista (¡quién pillara una visita guiada a semejante templo de la moda!). Nada más entrar, entre gritos de emoción, el personaje interpretado por Sarah Jessica Parker, va directo a la zona de los zapatos, y con los Campari en la mano grita: «Unas merceditas de Manolo Blahnik, no puede ser, pensaba que era un mito. Son dos números más pequeñas que mi talla, pero me da igual, me las pongo».






Este modelo es tan famoso que la firma de joyería española TOUS creó en colaboración con Blahnik un colgante, tanto en oro como en plata, de este zapato.


Realmente son unos zapatos preciosos, ideales para vaqueros, pantalón de traje, falda abullonada…. o simplemente DESNUDA, da igual. Nadie se fijara en lo que lleves, todas las miradas irán a tus pies.

En el último y esperado capítulo de «Sexo en Nueva York» , Carrie pasea por París con un increíble vestido de Lanvin (con tul mucho tul, tejido que adoro) y unas sandalias de Manolo Blahnik.



Por las noches, antes de dormirme, sueño con caminar por la Ciudad del Amor, con ese traje y esos zapatos, y con esa imagen, me duermo, plácidamente, tranquilamente, porqué sé que, calzando unos Manolos, el final siempre será feliz.



Por cierto, que Blahnik ha abierto su segunda tienda en España, en Barcelona. La primera, está situada en Madrid, en plena Milla de Oro.