No me digáis que no es un vídeo precioso que os reconcilia con el mundo. Me lo mandó el otro día un amigo a través de twitter y me dio la idea de este «post». Es el Experimento Comparte de «Acción contra el Hambre». Una lección para los mayores que somos incapaces de compartir las riquezas de este planeta para evitar que 55 millones de niños sufran desnutrición y tres millones y medio mueran cada año porque no tienen nada que llevarse a la boca.

Ya os advierto que me va a salir un «post» duro. Sé que es más fácil no pensar en ellos y en sus padres desesperados por no poder evitarles el dolor, por no tener nada que darles de comer. Su «enfermedad incurable» se llama hambre y por supuesto tiene remedio pero no para ellos porque nacieron en la parte equivocada del planeta y los del otro lado vivimos mejor pensando que no hay nada qué hacer. No sé si os habéis dado cuenta de que existe una extraña sensación colectiva de que «esa gente» está acostumbrada a sufrir y que esas madres y esos padres no sienten tanto dolor viendo morir a sus hijos como nosotros, ¡¡¡¡faltaría más!!!!

Leía el otro día que en países como Somalia los médicos están acostumbrados a atender a niños que comen tierra. En Haití era habitual que las madres prepararan galletas de arena mezclada con grasa vegetal para ahogar los «gritos» de esos estómagos vacíos. La pregunta que me hice, y me hago, es cómo contar a nuestros niños -estas generaciones de mimados tiránicos con derecho a todo- la VERDAD… ¿Tengo que contarle a mi hijo de cuatro años que otros niños mueren de hambre? Leyendo opiniones de expertos he llegado a la conclusión lógica, la que dicta el sentido común. No es necesario empezar por el final y hablarle de la muerte, pero sí que empiece a saber, el mío de hecho lo sabe, que hay niños que no tienen tanta suerte como él. Se lo digo constantemente con la comida y los juguetes. Le expliqué que en España hay familias que también lo están pasando muy mal y me preguntó por qué no iban a la “hucha de los mayores”, que resultó ser el banco.

Una buena idea es que el niño vea que su entorno colabora con alguna ONG española o internacional y que ponga su granito de arena, por ejemplo con algo de su paga o que forme parte del proceso de apadrinar un niño. Si os animáis podéis buscar en http://www.apadrina.net/
Las organizaciones de voluntariado no suelen aceptar menores de 12 años, pero está en manos de los padres buscar la que mejor de adapte al perfil familiar. Algunas ONG´s son muy conocidas pero las hay más pequeñas que también realizan una gran labor. Podéis mirar en la Guía de ONG´s 
Y ahora que se acerca la Navidad hay muchas asociaciones que recogen juguetes por ejemplo la «Fundación Crecer Jugando» que organiza Un juguete, una ilusión. También Imaginarium tiene la campaña Niños solidarios que consiste en hacer llegar regalos hechos por los niños, con sus familias y en el cole, a otros menores necesitados de entre 0 y 10 años de todo el mundo que viven en orfanatos, hospitales, hogares de acogida o zonas en conflicto. Pero si queréis escuchar con calma consejos cargados de razón pinchad este enlace  cuando tengáis un ratito. También es una buena idea contarles cuentos que fomenten su parte más generosa.

Sobre todo tened en cuenta que no se debe esperar de un «peque» de 2 a 3 años que entienda el concepto de la solidaridad, ni siquiera el de compartir generosamente. A los 4 años sí empezarán a encajar su importancia y a los 6 algunos de ellos tendrán claro que es muy importante no ser egoísta.

Anoche cuando terminaba este «post» busqué una canción con la que despedirlo, pedí ayuda a través de twitter y me llegaron muchas sugerencias. La mejor, sin duda, «High Tide or Low Tide» de Bob Marley que además pretende recaudar fondos para los niños de Somalia. Cada descarga en iTunes desde aquí será donada.

Y por si no entendéis la letra ahí os la dejo. Y a pensar un poco en los demás… que no cuesta tanto.
En alta mar o en baja mar,
Voy a ser tu amigo;
Voy a ser tu amigo.
Con la marea alta o baja,
Estaré a tu lado;
Estaré a tu lado.

(Oí rezar – rezar – rezar)
Yo dije, escuché a mi madre;
Ella estaba orando (orar – oración – la oración); sí, y yo –
Y las palabras que ella dijo (las palabras que ella dijo),
Que aún persiste una en mi cabeza (persiste en mi cabeza).
Ella dijo: «Un niño nace en este mundo,
Que necesita protección. Wo-oh, mm.
Dios, guíe y nos proteja.
Cuando nos equivocamos, por favor corrija nosotros (cuando nos equivocamos, nos corrigen),
Y estar junto a mí, ‘¡Sí!