Nadie ha hecho tanto por la República como el Rey.  Ni las viñetas del “Jueves”, ni las chanzas de los proetarras, ni los insultos de los republicanos independentistas, ni las gracietas de la izquierda más radical. Nadie.  Nunca fue tan vulnerable la actual Corona como lo es después del episodio circense de la caza de elefantes. Flaco favor hace el Monarca a la causa que debe defender con una actitud irresponsable que alienta el debate del cambio de modelo -los republicanos se frotan las manos-, o en el mejor de los casos de una abdicación que día a día gana adeptos.

Es una lástima que su majestad tire por la borda años de esfuerzo, dedicación y compromiso con su país en un puñado de lamentables incidentes donde se mezclan insconsciencia, egoísmo y soberbia. Al Rey se le presume la suficiente visión de Estado como para saber  que el vaso de la paciencia en la ciudadanía estaba más que colmado. Bastaba cualquier episodio para que se desbordara y  lo peor es que el capítulo de los elefantes en Botsuana no es un caso cualquiera. Es algo muy grave que ha provocado la apertura de la veda. Comienza la caza a Don Juan Carlos. Las declaraciones políticas que cuestionan, critican y reprochan la actitud del jefe del Estado eran impensables hace pocos años.  Periódicos y tertulias hablan con una claridad meridiana y bordean esa línea roja que separa la crítica respetuosa  y constructiva con el insulto y la humillación y hasta algún dirigente socialista  cuyo único mérito  es el de sufrir la derrota más abultada y humillante en la Comunidad de Madrid pide abiertamente la abdicación.

El Rey está ante la encrucijada de su mandato y sería relevante que alguien en su entorno, -si es que queda alguien con capacidad de influencia-, le explique que se la juega él, se la juega la Corona y  se la juega España. Don Juan Carlos debe saber que los elefantes han entrado en Palacio como en cacharrería y que las heridas que han abierto tardarán en cicatrizar. Su padre  renunció a reinar por el bien de España y le cedió el trono. Quizás ha llegado el momento de que el Monarca haga lo propio con su hijo. O al menos que se lo piense. España, hoy, tienen un ventaja porque el Príncipe está más que preparado para tomar el relevo.

El gesto de pedir perdón  con cara de niño travieso y medio pucherito inspira ternura en un hombre de su edad pero puede que no sea suficiente. “Lo siento mucho, me he equivocado y  no volverá a ocurrir”, dijo al salir del hospital.  Una frase para la historia de un reinado. La primera vez que un Borbón pide perdón.  11 palabras que demuestra que algo está cambiando.  Ahora sólo falta que Don Juan Carlos cumpla su palabra y que los políticos,- tan críticos con el Monarca-, hagan lo propio cuando se equivoquen.

CRISTINA SE PASÓ DE LISTA

Y Cristina decidió pegarse el tiro en la rodilla como apuntó “El Intruso”. O en el pie como dice el ministro de Exteriores. La expropiación de “YPF” es una pésima noticia que  no va contra una compañía petrolera. Va contra todo un país. Va contra España. La viuda de Kirchner jamás se hubiera atrevido a nacionalizar una empresa de capital británico, alemán , francés o norteamericano. Hacerlo con España resulta mucho más sencillo porque la madre patria ni asusta, ni inspira respeto.  Es el precio a pagar por la desafortunada , timorata e irresponsable política internacional de nuestro país durante los últimos 8 años. No pintamos nada.Cristina se queda con YPF, -posiblemente a precio de saldo después de hundir sus acciones-, con la impunidad y desfachatez de la que sólo gozan los dirigentes populistas y demagogos. Poco le importa saltarse la legalidad internacional y apuñalar a un país que acudió en ayuda del pueblo argentino durante el corralito.  Ahora le resulta más rentable  liderar el bloque de países “bolivarianos” donde la palabra Democracia es una quimera.

 

Mal van los argentinos  en manos de una mujer que cambia las reglas del juego a mitad de partida y se embriaga con el aplauso pelota de una parte de la sociedad envuelta en la bandera del nacionalismo más rancio y básico.  Cristina intenta  tapar la galopante crisis de su país  con un discurso nacionalista basado en la premisa de que “lo que produce nuestra tierra, nuestro es”. Se olvida de quien apostó por esa tierra y de quien descubrió el yacimiento de la discordia. Cristina se comporta como un personaje falaz, desagradecido y libre de escrúpulos.  Expropia YPF  porque quiere todo el dorado en forma de petróleo descubierto en suelo argentino gracias a las inversiones españolas. Pero quizás se haya pasado de lista.  Sacar ese petróleo cuesta mucho dinero y Buenos Aires no lo tiene.  Argentina corre el riesgo de quedarse con un petróleo que no pueda ni extraer ni gestionar en solitario. La actitud blandengue  de la Unión Europea y la falta de respuesta de Estados Unidos,  que mira a otro lado mientras silba,  sólo se entiende desde la óptica de países que esperan a que la fruta madura  caiga. Y es cuestión de meses. No pasará mucho tiempo antes de que Argentina acuda a una empresa privada, por supuesto no española, para reinvertir en YPF.  A Cristina y a su «guaperas» viceministro de Economía les sacarán los colores por pasarse de listos. Lo de España es otra cosa.  Se quedará con cara de pasmo.

Sígueme en Twitter @intruso_el

Ahí va la recomendación musical de la semana