Después de ver las caras de adolescentes ejecutados y escuchar esta entrevista de la BBC me dan ganas de vomitar. Lo siento, pero es así. Náuseas de un mundo que consiente el sufrimiento de tantos inocentes porque no interesa «salvarles». Una generación perdida que depende ahora de que Obama o Israel se sientan amenazados.

Llueven bombas israelíes cerca de Damasco después de dos años de salvaje guerra civil, en realidad de salvaje represión. Y ahora EEUU empieza a enseñar las «uñitas» porque se podrían estar usando armas químicas como si matar niños a cañonazos fuera más digno. Los críos que siguen en Siria se mueren reventados y los que se mantienen de una pieza se mueren de miedo. En los campos de refugiados sobreviven sin saber si este presente llegará algún día a ser futuro. Escuchad sus voces. Tienen 5, 9, 10 años y cuentan cómo se sienten, a su manera…

No sé si sabéis que hasta UNICEF pide ayuda para poder ayudar. Si entráis en su página web podréis leer una frase que suena a cartel de desahucio: «LA FALTA DE FONDOS AMENAZA LA CONTINUIDAD DE NUESTRO TRABAJO EN LA ZONA».  No tienen dinero suficiente para atender a tantos niños. La guerra en Siria pone en riesgo la vida de dos millones seiscientos mil menores que están sufriendo la violencia, el desplazamiento a gran escala y la escasez de recursos básicos. Necesitan suministros de emergencia, agua potable, servicios sanitarios, educación y protección.

-Con un donativo de 10 euros 7 niños pueden beber agua potable durante un mes.

-Con 25 euros les llega un kit de primeros auxilios que puede salvarles la vida.

-Con 40 euros las familias pueden recibir las deseadas pastillas potabilizadoras, cubos y jabón.

-Con 60 euros 492 niños pueden recibir suplementos de micronutrientes durante una semana.

Hay una cuenta de UNICEF en la que podéis ingresar dinero o si lo preferís podéis llamar al 902 31 41 31.

Según las últimas cifras ya hay 1,15 millones de refugiados sirios en países vecinos y 3,6 millones de desplazados internos. Hace un año eran 33.000.

Y enmedio del caos, del miedo y el hambre hay otra necesidad instintiva, también básica… la necesidad de jugar. En el campo de refugiados de Zaatari en Jordania el dinero de ciudadanos chipriotas, griegos o españoles ha hecho realidad un pequeño-gran sueño.

  «Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres» Pitágoras