Llamarlo menú es un exceso

Ya sabéis aquello del poder de una imagen. Viendo esta bandeja es difícil no sentir hambre. No sé si conocéis la historia de Martha Payne. Tiene nueve años y las fotografías de su menú escolar hicieron «temblar» las redes sociales y llegaron a provocar un problema político que dejó en evidencia incluso al ayuntamiento de su pequeña localidad escocesa. Algún «listo» del consistorio decidió prohibir a la niña sacar las fotos en su blog. Ay, ay, ay a eso le llamo yo «talento político».

Martha Payne y su revelador blog

Lo que debía ser un trabajo escolar se convirtió en una denuncia que encontró en internet el altavoz perfecto. Ver cada día la «penosa» comida de Martha se convirtió en un escándalo que llevó al «listo» del que hablaba antes a tener que rectificar y abandonar el papel de censor preocupado por el «quédirán» en lugar de por la salud de los niños.

Todo, menos equilibrado y nutritivo

Así que Martha todavía pudo mostrar algunas «delicias culinarias» de su «comedor» escolar. Y, visto el éxito, pidió a otros niños y jóvenes del mundo que aportaran fotografías a su blog neverseconds que traducido sería algo así como «nunca hay segundo» o en plan más castizo «aquí no hay quien repita». Hay cientos de ejemplos; españoles sólo he encontrado uno y no es que hayamos quedado muy bien pero en fin… En la foto sólo se ve un pincho de tortilla y un yogur, poca cosa para cualquiera y más todavía a ojos y paladares ajenos.

Tortilla de patatas, una obra de arte

Y a ese blog llegó la bandeja de una niña finlandesa con su comida abundante y equilibrada, con su alegría porque en ese país -en el que la educación es la de mayor calidad de Europa- el comedor es gratis y se puede repetir.

 

En Finlandia, comida gratis y abundante

Y también llegó el almuerzo de Dora en Atlanta en un colegio judío con comida kosher. No come cerdo, disfruta de todas las ensaladas que quiere y también puede repetir como en los hoteles con servicio «all you can eat».

Menú de un colegio judío en Atlanta

Y así termina este «casi cuento de hadas» en el que la protagonista fue feliz y comió perdices y mucho más.