Por Alejandra Herranz


Iba yo ayer en coche con mis niños -mis gemelos de 22 meses- y de repente los dos se pudieron a llorar pidiendo agua. Me había dejado los biberones en casa y no llevaba botellas en el coche. Estaba en la carretera, a sólo 5 minutos de casa. Sabía que habían bebido hace poco, que no podían tener mucha sed y aún así, me subió el ritmo cardiaco, aceleré un poco y pensé en llegar cuanto antes a casa para darles el agua que pedían. Y entonces, una imagen me vino a la mente.

La de las madres somalíes, cargando con un bebé de sólo unos meses y llevando, pegados a su falda, a otros 6 o 7 hijos, algunos tan pequeños como los míos.


FOTO ACH
Arrastrando a toda su prole por caminos de tierra, durante días, sin nada que comer o que beber. Oí perfectamente en mi cabeza el llanto de esos niños. Y les vi mirando a su madre con desesperación, con exigencia, con la exigencia de quien no puede conseguir las cosas por él mismo, y espera que su madre, su protectora, le de lo que necesita.


Sentí una punzada al imaginar el dolor de esa mujer, incapaz de poder calmar el dolor de un hijo. El dolor inhumano de quien sabe que, quizá, uno de ellos se quedará en el camino. Que sólo el más fuerte llegará al campo de refugiados. Que quizá deba elegir a cual de sus hijos le da lo poco que encuentre en ese viaje desesperado. Y sentí, de verdad, el dolor de esa madre.

Foto EFE
He estado en Africa. He hablado con gente que convivía con los muertos en la calle. Con gente que lo había perdido todo. He visto como curaban heridas en carne viva, sin anestesia, a mujeres que no cambiaban el gesto. Agradecidas por que alguien las ayudara. He tenido en brazos a un gemelo recién nacido y he oído cómo su madre me pedía que me lo llevara por que tenía demasiadas bocas que alimentar. Y a pesar de todo, pude hacer mi trabajo. Informar de lo que estaba ocurriendo allí. Y ayer, en el coche, mientras oía a mis niños llorar pidiendo agua y sentía el dolor de esas madres en Somalia, me preguntaba si ahora, podría pasar por eso. 

Fuente: Airpost1 Channel
Ser madre te cambia. No es un tópico. Es una realidad. El prisma de las cosas se desdibuja. Para bien y para mal. Y lo que antes era sólo una imagen en la televisión es ahora un dolor que sientes como propio. Por eso cada día estoy más convencida de que las mujeres cambiarán el mundo. 


PD: Hay millones de imágenes de hambruna en Somalia en internet, algunas durísimas, mucho más fuertes que las que hemos puesto en el post. Pero no es necesario. Tod@s sabemos que está pasando. Aquí os dejamos tres links por si os queréis ayudar.



CÁRITAS

INTERVIDA

Fotos: Efe, ACH, Airpost1 Channel