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Han pasado ya muchos días desde que se celebraron los Oscar de Hollywood. La más que manida frase: «la pasarela de moda más importante del mundo», refiriéndose a la alfombra roja del teatro de Los Ángeles, ha sido ya escrita en demasiados reportajes y  blogs… ya aburre. Pero es, sin duda, el acontecimiento de la semana en el mundo fashion, y no iba a ser yo menos.

No voy a haceros un ranking de mis favoritas o mejor o peor vestidas. Esto ya lo han hecho mucho expertos, y yo no soy uno de ellos. Sin embargo, un nuevo juez de estilo, rápido, eficaz y demoledor ha entrado en juego: las redes sociales, sobre todo Twitter. Su poder es asombroso. Mientras Anne Hathaway desfilaba por la alfombra roja con un traje de Prada, los tuits llegaban a miles poniendole nota, y no precisamente buena. ¿Qué hizo el equipo de estilistas de la actriz? decidió cambiarle el look y la vistió con un Giorgio Armani para su actuación en la gala, y un Yves Saint Laurent para la fiesta de Vanity Fair. Ambos cambios triunfaron en la red.

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Twitter es un lugar en el que todo el mundo puedo opinar, y eso en moda es buenísimo. Sin embargo creo que se equivocaron juzgando a la triunfadora de la noche. Jennifer Lawrence lució un Dior Alta Costura en la alfombra roja que se llevó todos los aplausos en forma de tuits, sin embargo, me quedó con el vestido metalizado de Calvin Klein Collection de la fiesta posterior, al que los tuiteros suspendieron.

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Fueron muchas, tal vez por consejor de Twitter o simplemente por darse el gustazo de ser comentada dos vez, las que cambiaron de vestido de la ceremonia a las fiestas. Zoe Saldana pasó del blanco al negro en unas horas. El de la alfombra roja firmado por Alexis Mabille, en blanco con cola en degradé de tonos que van del claro al oscuro. Después con un diseño en negro de Givenchy.

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Y es que el termómetro de Twitter te da la oportunidad de levantar un mal resultado en la alfombra roja. Este fue el caso de Amanda Seyfriend, a la que el vestido de Alexander McQueen de la gala no le sentaba bien, no le favorecía nada el color, y recibió muchas críticas en el icono del «pajarito». Por eso opto por un cambio radical y se pasó a un rojo vivo de Givenchy.

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Jane Fonda no tiene abuela, debe hacer mucho ya por la edad de la actriz que perdió a los padres de sus padres, pero es que tampoco le hace falta, ella se basta y se sobra y si no está la Red. Twitter la encumbró con el vestido amarillo de Atelier Versace de la gala, y la hizo reina de la noche con el ajustadísimo diseño de Reem Acra que lució después.

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A muchos tuiteros tampoco se les escapó lo parecidos que eran los vestidos de Sally Field y Hillary Swank, pero pensaron que era el mismo, pero con el cambio de que el de la veterana actriz estaba tuneado para su edad. Pero ahí Twitter no acertó. Se parecen, ambos son de Valentino, pero el de Sally es de la temporada otoño-invierno 2012/13 y el de Swank es de primavera-verano 2013.

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Hacía muchos años que no me perdía la gala de los Oscar, pero esta edición, me ha sido imposible, tecnicamente hablando. Así que la seguí por Twitter, y os juro que era como verla. Cuando terminó, me sorprendió los muchos comentarios que hubo sobre la elegancia y glamour de las invitadas a la fiesta de Vanity Fair, la más popular tras la entrega. Y estoy de acuerdo. Toda la falta de glamour de la alfombra de este año fue compensada por la elegancia de las que pisaron el famoso circulito con el logo de la revista. Como Anna Paquin, de Alexander McQueen, Diane Kruguer (una de mis favoritas de la noche) de Valli o Kate Brosworth, que también eligió al modisto italiano.

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Dos que no pisaron la alfombra roja de los Oscar pero que lo tenían que haber hecho fueron Natalie Portman con un maravilloso Dior y Selena Gómez, que no suele estar entre mis favoritas pero que me gustó mucho con este Atelier Versace en tonos empolvados.

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Y por último contaros que hay looks que saltan el charco de una manera rapidísima, porque seguro que os suena este Dior, hablé de él hace apenas siete días.