Hola chicas. Tenemos visita. ¡Isidoro ha vuelto! Hacambiado su chaqueta de pana por un look más deportivo, se trae 15 ó 20 kilosde más, luce un reloj propio de la otrora «beautiful people» pero havuelto al rescate de sus huestes.

Mal tienen queandar las cosas en el cuartel de Ferraz para recurrir al icono socialistaapartado durante ocho años por el «zapaterismo». Malas, muy malastienen que ser las encuestas para que el señor Rubalcaba se haya entregado aFelipe, no como señuelo puntual en un mitin, sino como auténtico abanderado deun proyecto abocado a la catástrofe si los augurios más pesimistas se cumplen.

Recuperando al viejo Isidoro -su nombre clandestinodurante la dictadura-, el PSOE quema su último cartucho. Sabe que es un blancofácil porque sus enemigos no recordarán su gran visión de Estado, su cinturapolítica para convencer a los españoles de la entrada en la OTAN, su impulso ala Unión Europea o su apuesta por la modernización de España. 



Los rivalesestarán tentados de recordar la España de los entonces escandalosos tresmillones de parados.¡Quién los pillara ahora! Y la España del despilfarro y la corrupción. Y la de los casos Roldán, Rubio y FILESA. Y porsupuesto, no se olvidarán de recordarle lo que todos piensan y pocos dicen enpúblico. Que la «X» es a González lo que los GAL al terrorismo deEstado.

Aún así, el señor Rubalcaba asume el riesgo y paga el coste. Y razones no le faltan. En plena desbandada electoral sólo hay unpersonaje en la izquierda socialista capaz de remover del sofá a losviejos simpatizantes para que el 20-N no se queden en casa y voten. De ellos -de Felipe González en el fondo-, dependerá que el PSOE evite la mayoríaabsoluta del PP. A estas alturas recordar que en el 96 los socialistas estabana 14 puntos en las encuestas y perdieron sólo por 300.000 votos resulta unaquimera. Aseguró entonces González que sólo les faltó un debate para remontar.Hoy más que un debate es necesario un milagro en el que los agnósticossocialistas no creen.

Viene el hombre del cambio del 82 a frenar a quienesdefienden que empieza otro cambio, el del 2011. 
Los herederos de Gonzálezfrente a los de Aznar. Y más allá de los méritos o errores de ambos como presidentes, al «Intruso» se le antoja que el tirón de Felipe entrelos suyos es más fuerte que el pudiera tener José Mari entre la militanciapopular.
Por eso entregan su alma a algo más terrenal. Se laentregan al abuelo Felipe. «Abuelo cebolleta» en expresión desafortunada de una diputada que o no se entera o no da más de sí. A Soraya Rodríguez ,- vapuleada en su pugna electoral con el alcalde de Valladolid ypremiada después con una Secretaría de Estado-, habría que recordarle una delas frases que acuñó el hombre del que ahora se ríe pese a que viene asalvarla. Decía Felipe «unasociedad se dignifica más, cuanto más cuida de su mayores». Amén.